Animales de granja, perros, gatos y fauna silvestre han sido pacientes de Shady Heredia. Esta veterinaria y activista de 33 años ha dedicado su vida a defender a todo tipo de especies. Aunque empezó con las mascotas, también ha atendido a grandes especímenes como cóndores, jaguares y monos. Ahora su enfoque principal son las gallinas.
Su amor por los animales surgió desde que era pequeña, pero sus padres no le permitían tenerlos en casa. Esto le motivó a buscar formas de vincularse más con su cuidado y dejó su natal Riobamba para estudiar veterinaria en Quito. Cuando empezó la carrera, recuerda, tuvo momentos que marcaron su camino.
Uno de sus primeros recorridos fue al camal. Al ver el proceso para obtener la carne y el sufrimiento de los animales, decidió convertirse en vegetariana. 15 años después continúa con este estilo de vida.
Además, se dio cuenta de que en su universidad no había materias enfocadas en la conservación. Por eso, se cambió a la Universidad San Francisco de Quito. Allí conoció a su profesor Andrés Ortega, quien la involucró en el cuidado de la fauna silvestre y la inspiró a continuar.
Sus primeras experiencias en el mundo de la veterinaria fueron en Protección Animal Ecuador (PAE). Heredia empezó como voluntaria y después ya pasó a ser parte del equipo que atendía a perros y gatos en la clínica.
“La situación es muy complicada”, cuenta. Tenía que estar pendiente de los animales todos los días. Algunos llegaban enfermos, otros heridos y en ocasiones recibían perras hasta con 10 cachorros. Mientras tanto, también se dedicaba al activismo antitaurino.
Después de esta etapa, se centró en la fauna silvestre. La joven empezó a trabajar con Ortega en la atención a los cóndores andinos. Una de las experiencias que recuerda con emoción fue el marcaje a Paway.
La veterinaria pudo colocarle la banda alar número 11 a esta ave. La noticia de que hace cinco meses la vieron volando le llenó de alegría y fue un recordatorio de la importancia de su trabajo.
Heredia continuó colaborando en proyectos del Grupo Nacional de Trabajo del Cóndor Andino y se integró al equipo de veterinarios del Zoológico de Quito en Guayllabamba.
Durante un año y medio atendió a la fauna silvestre que llegaba cada día por diferentes razones. Víctimas de cacería, tenencia ilegal o atropellamientos eran algunos de sus pacientes.
Después de un año y medio en este centro, llegó un nuevo reto a su vida que fomentaría su amor por los animales de granja. En 2018, Heredia volvió a PAE, pero en esta ocasión para trabajar directamente como activista en temas de bienestar animal. Específicamente, en la defensa de gallinas ponedoras.
PAE actualmente es parte de una coalición internacional llamada Open Wing Alliance. Esta reúne a más de 70 organizaciones a escala global que buscan “terminar con el abuso innecesario de los animales de granja”. Su trabajo se concentra en la eliminación de jaulas en batería para gallinas ponedoras.
Aunque conocía sobre los animales considerados de producción, tuvo que “reaprender” varios conceptos sobre las necesidades de estas especies.
Una de las experiencias que más le marcó fue la llegada a la clínica de PAE de una gallina que había sido atropellada en la avenida Simón Bolívar. Al parecer, esta había saltado del camión donde la estaban transportando.
No se podía mover, tenía infección respiratoria muy grave y problemas en sus patas. Gracias a los tratamientos, la gallina fue mejorando poco a poco y pudo vivir ocho meses junto a la familia que la rescató. Esto la motivó a continuar su defensa de estos animales.
Durante este tiempo, estuvo involucrada en la creación de la nueva ordenanza sobre Bienestar Animal de Quito. Sus acciones lograron que esta sea la primera ciudad en América Latina que por ley prohíbe las jaulas en batería.
Ahora, su idea es que esto se amplíe y no sea solo para las gallinas ponedoras, sino para cerdos, conejos, patos, avestruces, codornices y todos los animales que se mantienen en jaulas en el país.