Con el Encuentro Nacional del Tejido, el cantón Biblián celebrará los siete años de la declaratoria del sombrero de paja toquilla como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Participarán artesanos de 16 cantones de Azuay, Cañar, Manabí y Santa Elena.
La interrelación cultural, social y económica de los tejidos ancestrales elaborados por las mujeres de Nizag, en el sur de la provincia de Chimborazo, es la premisa que guía el documental ‘Tejiendo identidad’, realizado por el cineasta y antropólogo Robert Orozco.
La vestimenta típica de la mujer de Saraguro no está completa sin los collares, las pulseras y los aretes. Esta bisutería es elaborada de forma artesanal con mullos de distintas formas, tamaños y colores.
Con museos-talleres en vivo, participación en ferias y nuevo diseño del empaque más de 70 artesanas del cantón Biblián, provincia de Cañar, se busca posicionar el uso y la venta del sombrero de paja toquilla, dentro y fuera del país.
Juan Tenesaca, de 80 años, es uno de los últimos indígenas cañaris que domina las técnicas ancestrales del tejido de fajas. Él vive en la comunidad Manzanapata, ubicada en el cantón Cañar.
La exposición la abre ‘Gente de madera’, dos inquietantes figuras humanas de madera ‘enterradas’ hasta debajo de la rodilla, cubiertas de hojas y barro, con cántaros sobre la cabeza. Se trata de una obra en madera, resina, óleo, tierra de hojas y hierbas medicinales del artista Iván Zambrano y del antropólogo Pablo Miranda en la que refieren a los ‘chemamull’ o gente de madera, estatuas de la cultura mapuche utilizada en ritos mortuorios.
En varias comunidades de la Amazonía ecuatoriana uno de los rituales más populares de los recién casados consiste en un baile donde la pareja lleva en sus espaldas a un mono.
Las mujeres de Guarguallá Alto, una comunidad de Guamote, son minuciosas al tejer. Sus manos son ásperas y tienen ampollas por los trabajos que hacen a diario en el campo, pero se mueven con agilidad al usar los agujones y crochés.
La confección del paño gualaceño o macana, patrimonio inmaterial de Ecuador, es una tradición centenaria de la provincia de Azuay (sur), que sus artesanos indígenas buscan preservar a través de técnicas ancestrales y modernas estrategias de comercialización.
El tejido de la fibra de alpaca es la apuesta en la comunidad de Cebadaloma, en el cantón cañarense de Biblián. 30 indígenas se dedican al cuidado de este animal y a la confección de suéteres, bufandas, gorros, guantes, chalecos, llaveros...
Las puntadas y técnicas puruhaes para tejer ponchos, rebozos, shigras (bolsos) y otras prendas de vestir se conservan en el taller de costura de Nicolás Sinaluisa y su familia. Ellos son los instructores de los estudiantes del Instituto Adolfo Kolping, en Riobamba.
Científicos chinos descubrieron que determinadas proteínas obtenidas en la piel de una subespecie de sapo que vive en el suroeste del país. Estas, pueden regenerar la dermis humana en una herida sin dejar cicatrices, informó hoy (17 de agosto del 2018) la agencia oficial Xinhua.
Científicos en EE.UU. desarrollaron un tejido que incorpora diodos y sensores con el objetivo de crear prendas de vestir "inteligentes" que serían capaces, por ejemplo, de medir la frecuencia cardiaca del usuario, según un estudio que publica hoy (8 de agosto del 2018) la revista Nature.
Durante nueve meses, María Belén Arellano vivió en Otavalo y aprendió técnicas de tejido ancestral, de la mano de expertos textileros. Su aprendizaje se refleja desde el 16 de junio del 2018, en una muestra en Atuntaqui.
Las mujeres éperas trabajan desde hace cinco años en una asociación conformada por 59 socias, con la finalidad de conservar sus tradiciones mediante la elaboración de artesanías en la comunidad de Santa Rosa, en el norte de Esmeraldas.
Escilda Monserrate Bravo Rodríguez es una de las tejedoras de petates y sombreros de paja mocora de Manabí. Su abuela le enseñó a tejer, aunque nunca logró aprender a hacer canastos.
Hay tres cosas que Ariadna Vargas ama hacer en la vida cotidiana: leer, dibujar y tejer. Para juntar estas actividades y compartirlas con otras personas, creó un club de lectobordado, un espacio donde la creatividad y la lectura en voz alta se han convertido en los protagonistas.
Los artesanos salasakas han posicionado a su comunidad como una de las capitales textiles artesanales del Ecuador. Aunque también se dedican a la ganadería y agricultura, son los tejidos su principal orgullo.
Toda ética tiene una estética y viceversa: una perogrullada. Y en ‘Tejido’ este aserto tan evidente cobra materialidad y resume una trayectoria de más de 40 años de una de las artistas plásticas fundamentales del Ecuador: Pilar Flores (Quito, 1957). Pero ‘Tejido’ no es una retrospectiva, sino un libro que cumple con la delicada labor de dar cuerpo a una filosofía de vida; ahí radica su cualidad compiladora.
La capital azuaya se unió a los festejos por el quinto aniversario de la declaratoria del tejido de la paja toquilla como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, designación realizada por la Organización de Naciones para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).