En los museos-talleres participan artesanas de la Cooperativa de Producción Artesanal Padre Rafael González. Foto: Lineida Castillo/ EL COMERCIO.
Con museos-talleres en vivo, participación en ferias y nuevo diseño del empaque más de 70 artesanas del cantón Biblián, provincia de Cañar, se busca posicionar el uso y la venta del sombrero de paja toquilla, dentro y fuera del país.
La Cooperativa de Producción Artesanal Padre Rafael González abrió el museo-taller itinerante de creatividad, arte y diseño en vivo, en la Casa de Turismo de Cuenca. El espacio muestra las fases para elaborar este accesorio, símbolo de la identidad azuaya: la cosecha de la palma, tratamiento de la fibra y su elaboración artesanal.
Las salas detallan –con imágenes y materias primas- el proceso de sahumado de la fibra, secado al sol y emparejado de las hebras. Además, las técnicas del tejido con grupos de artesanas, rematado del ala, azocado, blichado, planchado, maceteado y prensado.
Otras cuatro mujeres –vistiendo las coloridas polleras de cholas- realizan el engomado para compactar el sombrero, el cocido del tafilete o cinta alrededor de la copa y el empaquetamiento para la venta al público y la exportación.
Noemí Pinguil y María Urgilés, ambas de 65 años, son tejedoras y también tienen la tarea de guardar, en las bolsas de papel, los sombreros que adquieren los clientes. Con este nuevo empaquetado desecharon el cartón y la funda plástica para aportar con el cuidado del medio ambiente.
Ellas tienen más de 50 años en este oficio, que lo aprendieron de sus padres y transmitieron esos conocimientos a sus hijos. Es una alegría encontrar a diario gente que nos admira por la habilidad que tenemos en las manos y la capacidad de inventarnos diseños y combinar colores, dijo Pinguil.
Esta cooperativa nació en el 2015 por iniciativa del Municipio de Biblián y es la más grande de este cantón de Cañar. Las 70 socias se unieron para realzar este arte Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad y exportar a otros países.
Además, crearon la marca Bibilak para identificar al sombrero de Biblián. En los cuatro años, la cooperativa exportó 26 000 sombreros finos a Estados Unidos, Italia y España; y este año crecerán más porque abrieron mercados en Bolivia, México, Francia y China, para enviar sombreros y carteras.
Solo ellas producen alrededor de 600 sombreros mensuales que venden dentro del país, sin contar con las obras de otras 300 tejedoras que tiene este cantón y que trabajan de forma individual.
Para la presidenta Fanny Tapia, estos logros alcanzaron con la promoción sostenida, asistencia a más de 30 ferias nacionales por año, talleres demostrativos y la participación en ruedas de negocios organizadas por el Ministerio de Comercio Exterior.
En Biblián tienen otro museo-taller fijo que abre al público los jueves en la casa de la cooperativa, calles Sucre y Bolívar. Ese día se reúnen –por turnos- unas 40 artesanas a tejer sombreros, cartera, bisutería y adornos para el hogar.
Para Estefanía Crespo, técnica del Municipio de Biblián, con estas exhibiciones hacen conocer la marca Bibilak, el trabajo artesanal y encuentran nuevos clientes para vender directamente los productos.
María Urgilés nunca falta cuando le toca turno en el museo-taller. Ella también explica a los visitantes sobre los tinturados naturales de la fibra, con el uso de semillas de plantas, y las técnicas del tejido. “El turista se queda asombrado”.
La aspiración de ellas es crecer en ventas porque las 70 artesanas están en capacidad de producir 2 000 sombreros por mes y para la promoción también se apoyan en la zonal del Ministerio de Turismo.