La Constitución de 2008 -redactada con eficiente y oportuna asesoría internacional y aprobada por referéndum en el que casi nadie votó por su texto- tuvo por finalidad estructurar un poder autoritario, asegurar su permanencia, afianzar el intervencionismo, desplazar a la empresa privada del protagonismo de la economía, condicionar las libertades a los intereses del Estado y aplicar las recetas del socialismo del siglo XXI.
Uno de los efectos de 10 años de correísmo fue el afianzamiento del autoritarismo que generó miedo, confrontación y debilitamiento de la sociedad civil. Sin embargo, hubo personas y organizaciones que resistieron. Establecieron estrategias de denuncia, restitución del tejido social y de reorganización desde abajo. Encontraron en la calle su energía para erigirse en contra poder. El tirano, tanto por el deterioro de los precios del petróleo, cuanto por la movilización social, bajó su “prestigio” y “credibilidad”. El Yasuní y la ley de herencias despertaron al león amedrentado y dormido.
Los resultados de la consulta popular han aportado una dosis de magia y hasta de humor. Solo hubo ganadores. Quienes perdieron fueron los primeros en declararse ganadores. Para ello echaron mano de retorcidas y jocosas manipulaciones de los números que parecían ser de una simplicidad inequívoca.
En una equivocada aplicación de sus facultades orientadas a la protección de los derechos humanos, la Comisión Interamericana solicitó a la Corte Interamericana la aplicación de las medidas provisionales pedidas por tres ex vocales del Consejo de Participación Ciudadana a cuyas funciones el pueblo ecuatoriano puso fin en la consulta del 4 de febrero.
Es muy conocido que cuando el ex presidente Correa se hallaba en funciones solía insultar y descalificar a sus opositores, especialmente en sus “sabatinas”, en las que, además, rompía periódicos, hacía alarde de sus obras faraónicas, etc. y en sus recorridos dentro y fuera de la capital lo acompañaba y protegía un séquito de sus colaboradores y guardaespaldas y si, a su paso, alguien se permitía hacerle una consabida seña con el dedo medio en alto, perdía la cabeza y ordenaba que se detenga la caravana y descendía del vehículo para reclamarle a su manera y hacerlo apresar.
Desde que el Gobierno declaró, mediante Decreto Ejecutivo Nro. 252, como política de estado la atracción y promoción de inversiones, se han dado pasos que pudieran concretar un objetivo tan ansiado por el Ecuador.
El presidente Lenín Moreno fue el principal promotor de la Consulta Popular y Referéndum que se acaba de realizar, por lo que él es uno de los grandes triunfadores más allá de ser también beneficiarios, sin duda, el país y la democracia. Se dio una clara señal del apoyo popular a lo que el Jefe de Estado ha venido sosteniendo: la mesa nunca estuvo servida, la deuda pública es cercana a los USD 69 mil millones y no menos de USD 30 mil millones como afirmaba el gobierno anterior, el empleo lo genera el sector privado, la austeridad fiscal es importante, etc. Si ese es el mensaje del país al gobierno, pues el mandato es corregir esos problemas, los que no se pueden arreglar haciendo lo mismo como tampoco hacerlo con la misma gente.
Nunca antes en Ecuador los resultados de una elección habían generado tal cantidad de interpretaciones distintas y contradictorias, muchas de ellas sesgadas o disparatadas y tan cínicas como afirmar que Correa es el ganador de la contienda. O insistir, por el contrario, en que Correa ha muerto. Ni lo uno ni lo otro es cierto pero cada analista o político o periodista usa el micrófono para trasladar el agua al molino de su ilusión o su rencor o su esquema de análisis, pasando por alto una verdad del tamaño de una catedral; a saber: que al final del día todos esos escenarios penden de un hilo. Y ese hilo es la salud del presidente Moreno. Si ese hilo se rompe (Dios no permita, como decía mi abuela) la señora Vicuña asumirá la presidencia y será un borra y va de nuevo porque ella es una socialista de verdad que aprendió desde la cuna que Cuba representa el futuro de la humanidad.
Aquí, dentro del país, la gran mayoría conoce lo que ha sucedido con el gobierno, la consulta popular y la lucha contra la corrupción. Pero en el exterior la imagen del país y su realidad es bastante difusa, hasta errada y negativa.
Nada más importante en democracia que la participación ciudadana. Nada más extraño a la idea original que el parto de Montecristi.
Las necesidades mínimas para volver a crecer de manera sostenida y sana, sin comprometer más el futuro, como ya lo hizo la política económica que se aplica desde 2007, descansa en la reconciliación y buen entendimiento con la inversión privada. Es la única que puede asumir la función motriz de un desarrollo bajo un horizonte despejado. No hay más. No hay por donde perderse. Con la inversión pueden incubarse proyectos que impulsen las exportaciones y con ellas cofinanciar la balanza de pagos. Y, lo más importante, con ella se genera el tan deseado empleo.
Sí. Después de la consulta, ¿qué? En esta ocasión nos referimos específicamente a la pregunta 4 de la consulta, que define la imprescriptibilidad de los juicios relacionados con el abuso sexual contra menores. Entonces cabe esta pregunta, porque desde el año pasado el país ha visto con estupor cómo se revelaron masivamente ataques perpetrados en el aula.
Ahora, que se supone que se trabajará en la ampliación de la Zona Intangible para la protección de aquellos que continúan siendo ocultados, de acuerdo al resultado de la consulta popular, hay que poner los mapas sobre la mesa.
Confieso que contesté afirmativamente las siete preguntas de la pasada consulta por una simplísima razón: todas eran preguntas obvias, de aquellas que los entendidos llaman retóricas, es decir, preguntas que no se formulan por el deseo de saber algo, sino por enfatizar alguna idea. Quien hace una pregunta retórica ya sabe la respuesta, la única posible, pero pregunta por razones de estilo, o porque prefiere que la idea ya conocida sea dicha por el otro, por el interlocutor. ¿Quiere usted que no prescriban los delitos de pedofilia? ¡Claro, quién va a decir que no, a menos que quiera torpedear al preguntón!
Los más de quienes votaron por el sí a mi juicio lo hicieron ardidos, exasperados, por tanto latrocinio. No tuvieron reparo, los ladrones, en dejarle al país en soletas. Nuestro Ecuador vulnerable por donde se lo mire.
Las respuestas del pueblo a la Consulta Popular tienen como primera interpretación que es su exclusivamente su voluntad en las urnas. Luego vienen los procedimientos funcionales para que el mandato se lo cumpla y no se lo distorsione.
Los ambateños deben sentirse orgullosos de que pese a la crisis económica que vive el país, la ciudad ha podido generar más empleo y su economía se ha dinamizado muy bien, por lo menos en el último año.
Los ecuatorianos acudieron masivamente a las urnas para pronunciarse en el referéndum y la consulta popular que contemplaba preguntas centrales en relación con el diseño institucional de la democracia.
El Ecuador, tras la consulta popular del pasado domingo, inicia una nueva etapa política desde el retorno a la democracia en 1978. El triunfo contundente del Sí en las siete preguntas, el cual osciló entre el 62% y 73% a nivel nacional, muestra no solo el nivel de apoyo que goza actualmente el presidente Lenín Moreno sino también el grado descontento y desaprobación que existe con el ex presidente Rafael Correa.
Él no pudo votar el 4 de febrero del 2018, por estar registrado en Bélgica, pero los de su entorno exhibían la papeleta en que las siete preguntas estaban marcadas en el No, incluyendo aquéllas en que debía ser impensable el No, de haber habido algo de ética y dignidad, como la cuarta, aquella de la imprescriptibilidad de los delitos sexuales contra niñas, niños y adolescentes. Verdad que en la década de Correa se taparon las agresiones sexuales en planteles educativos, lo cual motivó la pregunta formulada, según explicó el Presidente Moreno.