Si no tienes tiempo te lo resumimos en estas líneas
- El autismo es una condición neurobiológica, no es una enfermedad mental ni una discapacidad intelectual.
- El uso político de esta condición afecta y aporta al discrimen en contra de las personas con autismo y sus familias.
- Cada individuo con autismo experimenta distintos síntomas, habilidades y desafíos, que influyen en su comportamiento y forma de comunicar.
El autismo, también conocido como Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una afección del desarrollo neurológico. Se caracteriza por déficits en la interacción social, en la comunicación verbal y no verbal, así como comportamientos repetitivos e intereses restringidos. El uso político de esta condición en Ecuador afecta a las personas con autismo y a sus familias.
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Entre los factores de riesgo relacionados con este trastorno están los factores genéticos, ambientales e inmunológicos. Se ha demostrado que existen múltiples genes asociados con el autismo y se estima que cerca de 35 genes están asociados con la migración neuronal y la formación de conexiones neuronales.
Así lo explican Gustavo Celis y Martha Ochoa en su artículo Trastorno del Espectro Autista publicado en la Revista de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam).
La exposición a ciertos factores ambientales durante el embarazo también inciden. Entre ellos están: fármacos, metabolitos, toxinas y nutrientes.
Dosis elevadas de ácido fólico han sido relacionadas con un aumento en el riesgo de presentar este trastorno. Aunque esto sigue siendo un tema de investigación y demanda más estudios.
El factor inmunológico plantea que el sistema de defensa del cuerpo y la comunicación entre el cerebro y el intestino, donde están bacterias beneficiosas (microbioma) podrían estar relacionadas con el desarrollo del autismo. Esta es una área activa de investigación.
Según el Ministerio de Salud Pública, hasta 2023 había 5 738 registros de personas con autismo en la niñez, atípico, síndrome de Rett, Asperger y otros. A escala global, uno de cada 160 padece TEA.
¿Qué no es el autismo?
El autismo no es una enfermedad mental ni una discapacidad intelectual, aunque puede coexistir con otras condiciones médicas o psiquiátricas, según Celis y Ochoa.
Tampoco es causado por factores psicológicos en la crianza, como muchas veces se cree erróneamente. No es un trastorno degenerativo. Pero el aprendizaje y la compensación pueden continuar toda la vida.
¿Por qué es clave entender la neurovariabilidad del autismo?
La neurovariabilidad se refiere a las diferencias individuales en la estructura y función del cerebro. Esto puede influir en la forma en que procesan la información, se comportan y responden a su entorno.
En otras palabras significa que cada individuo con autismo puede experimentar una combinación única de síntomas, habilidades y desafíos y esto a su vez influye en su comportamiento y forma de comunicar.
La importancia de comprender la neurovariabilidad radica en el enfoque de tratamiento personalizado. Por ejemplo, un niño con autismo puede tener habilidades excepcionales en matemáticas o la música, pero enfrenta dificultades significativas en la comunicación verbal.
Las diferencias en la conectividad cerebral influyen en las habilidades de comunicación verbal y no verbal, así como en la interacción social.
Entender bien esta neurovariabilidad permite a los profesionales médicos y educadores diseñar intervenciones personalizadas que maximicen las fortalezas y aborden sus dificultades de manera efectiva.
Rechazo al uso político del autismo
La Asociación de Padres y Amigos para la Defensa de los Derechos de las personas con Autismo (Apada) emitió un comunicado en el que señala que el uso político de la condición de autismo, sea para generar empatía con un personaje político o como forma de descalificar, muestra el desconocimiento sobre el trastorno, lo cual lleva a que lo conviertan en sinónimo de limitación intelectual.
Este comunicado del 20 de junio del 2024 se da luego de que se publicara un artículo del periodista Jon Lee Anderson en The New Yorker y señalara una posible condición de autismo del presidente del Ecuador Daniel Noboa Azín.
María de Lourdes Ortega, psicóloga y miembro del Directorio de Apada, explicó que no solo se está haciendo un mal uso de la condición de autismo sino que no se están dando cuenta del daño que están causando a las personas con autismo y a sus familias.
El autismo-aclara- no afecta en nada a las funciones, capacidades profesionales, la posibilidad de tener hijos, entre otras habilidades a una persona. Como ejemplo, en el comunicado se cita a famosos con autismo, como Albert Einstein, Tim Burton, Isaac Newton, Greta Thunberg, entre otros.
Los casos graves en los que se comprometen sus capacidades se da cuando hay comorbilidades, por ejemplo: autismo y discapacidad visual, intelectual o auditiva, epilepsia. Los problemas, añade Ortega, se dan por estas otras comorbilidades más no por autismo. Incluso remarca que no existe autismo severo sino profesionales con pocas herramientas para apoyar al niño para que salga.
“Las personas con autismo son muy capaces y siempre salen adelante y no hay ningún impedimento para que ejerzan cargos a todo nivel. Si el presidente lo tuviese es cuestión de él y está en su derecho decirlo o no. Nadie lo puede obligar a decir y no limita su capacidad intelectual”.
El comunicado de Apada concluye que la condición neurodiversa de una persona “no puede ser usada como instrumento político”, esa utilización muestra la ignorancia de quienes la esgrimen y aporta al discrimen a los niños, niñas, adolescentes, así como personas con autismo que día a día luchan por sacar adelante a sus familias, pese a la violencia y el acoso, que lo sufren”.
Demanda de inconstitucionalidad a favor de personas con autismo
Por otra parte, Apada presentó una demanda de inconstitucionalidad a la Corte Constitucional (CC) por una reforma a la Ley Orgánica de Salud Mental, en la que se cambia la palabra demente por persona con trastorno mental. La Asociación argumenta que esta modificación amplía las condiciones de incapacidad jurídica de las personas con trastornos mentales, entre ellas con autismo.
También afecta el derecho a la igualdad y no discriminación, así como la autonomía de las personas con trastornos mentales. La demanda busca garantizar que tengan los mismos derechos sin necesidad de asistencia o representación de terceros.
La Corte admitió esta causa y aceptó la suspensión de la disposición reformatoria segunda de la Ley de Salud Mental.