Las monjas del Monasterio de Santa Clara de Belorado, en España, buscan una nueva fuente de ingresos tras ser excomulgadas por enfrentarse a la estructura de la Iglesia católica.
Las religiosas planean abrir un restaurante que les permita afrontar sus problemas económicos mientras se resuelve la demanda de desahucio presentada por el Arzobispado.
El conflicto comenzó cuando la Iglesia les impidió vender el monasterio en el que viven para adquirir otro inmueble.
Ante esta negativa, las dieciséis hermanas de la orden de Hermanas Pobres de Santa Clara decidieron romper con el Vaticano y situarse bajo la tutela de Pablo de Rojas Sánchez-Franco, fundador de la secta Pía Unión de San Pablo Apóstol, quien fue excomulgado en 2019.
Un restaurante como alternativa económica
Tras recibir la notificación de desahucio, las exmonjas alquilaron el hotel ‘Ribera del Chicu’ en Asturias, por el que pagan 1.600 euros mensuales. Este establecimiento será el escenario de su proyecto gastronómico, que ya cuenta con licencia de apertura y numerosas solicitudes de reserva.
“Se nos están cerrando unas puertas y tenemos que abrir otras. Tenemos que facturar para generar recursos y poder vivir”.
Organización del trabajo y planes a futuro.
El hotel estará dividido en dos espacios: una parte servirá como residencia para las religiosas y la otra como restaurante. La cocina será gestionada por las hermanas, mientras que el servicio en el comedor será una carga de personal seglar.
Mientras tres religiosas se encargarán de las operaciones diarias del local, el resto permanecerá en el convento, apoyando el negocio cuando sea necesario.
Más allá del restaurante: nuevos proyectos sociales
Además del restaurante, las exclarisas planean abrir un obrador para producir sus reconocidos dulces, especialmente su famoso chocolate artesanal.
También adquirieron un terreno de 7.000 metros cuadrados cerca del hotel, donde desarrollarán proyectos de cría y entrenamiento de perros, con iniciativas enfocadas en la atención a mujeres víctimas de violencia y la formación de perros guía.
Sor Berit destacó que afrontan esta etapa “con muchísima ilusión” y agradeció el apoyo recibido por los vecinos de la zona.