Finalmente, Palestina es una realidad en las Naciones Unidas. Este jueves, una abrumadora mayoría de 138 países derrotó a nueve países que intentaron –una vez más- negarle incluso la voz dentro del escenario internacional. Nueve países votaron en contra, entre ellos Canadá, República Checa y Panamá. Es una verdadera vergüenza que Canadá haya dado un paso atrás (otro más) en su tradición pacifista y pacificadora y haya decidido ir con el designio estadounidense sin mayor análisis. Lo mismo puede decirse de República Checa. Pero es un verdadero desastre que Panamá haya sido el único país en América Latina en negarle un camino diplomático a los palestinos. Por otro lado, es bastante decidor que incluso Reino Unido, tradicional superaliado de Estados Unidos y de esta causa, haya decidido abstenerse, a pesar de que está en el poder el Partido Conservador. La votación es el resultado de 18 meses de efectiva movilización diplomática por parte de palestinos, aliados de la sociedad civil internacional y algunos países de la Liga Árabe que ayudaron a romper el bloqueo de los Estados Unidos.
La votación le permite a Palestina obtener el estatus de Estado observador, aunque no le da completamente la calidad de miembro. Esto es tan solo el comienzo, pero es un buen comienzo. Su líder, Mahmud Abbas, sabe que el camino a recorrer es bastante difícil, pero sabe también que este es el momento más oportuno para avanzar su causa: los ataques en la Franja de Gaza y la hostilidad de Hamas lo convierten en el único líder con suficiente legitimidad para avanzar la causa palestina. Por otro lado, Egipto liderado por Mohamed Morsi, rompió ya el candado arreglado décadas atrás por EE.UU. y puede ayudarlo.
El resultado de la votación no es solamente simbólico. Para miles de palestinos que viven cada día entre la vida y al muerte, el nuevo estatus abre posibilidades importantes. Para empezar, puede pedir asistencia internacional directa a entidades de Naciones Unidas, puede empezar a trabajar directamente con agencias internacionales de desarrollo y puede firmar tratados internacionales.
Hay un importante sector entre las comunidades palestinas que quieren ratificar de inmediato el Estatuto de Roma para tener acceso a la Corte Penal Internacional y demandar a Israel por crímenes de lesa humanidad en los territorios ocupados y en la Franja de Gaza, o demandar el retiro de los asentamientos en las mismas zonas.
Sin embargo, es necesario que los árboles no les impidan ver el bosque. La Autonomía Palestina debe usar este nuevo estatus para trabajar una solución definitiva con Israel. Lograr todo lo que no alcanzaron décadas de mediadores internacionales y terceros países interviniendo en el tema. Una solución que responda a sus directas aspiraciones pero también a la realidad sobre el terreno, que es la existencia del Estado de Israel y la necesidad de vivir en paz con equidad.