Cuando de funcionarios gubernamentales se habla, es común escuchar que algunos buscan el poder no precisamente para servir sino para gozar de las “mieles del poder”.
¿En qué consisten? Incluyen: un empleo fijo, sueldo seguro. Según la ubicación, consigue automóvil con chofer. Tiene facultades de mando sobre los subalternos y la posibilidad de viajar al exterior para asistir a tantos eventos que la burocracia internacional ha creado. Reciben viáticos y, en ocasiones, tarjeta de consumo pagada con fondos públicos.
En el último tiempo el Ec. Eduardo Valencia, luego de investigaciones junto con otros expertos, encontró que en la administración pública había 38.500 altos funcionarios con sueldos superiores a USD 5.000 mensuales.
El poder es, para muchos, lugar de goce de todos estos beneficios; y para algunos de esos muchos, para celebrar contratos como los que estamos mirando asombrados y en los que circulan millones de dólares en obsequios y coimas.
Ese tiempo, al parecer, terminó. Hoy, lo que llaman corrupción está y estará erradicada, funcionará una justicia implacable, la Contraloría descubrirá todo desvío de bienes públicos y quienes atenten a la regla irán a parar en la cárcel.
¿Todos los nuevos servirán y sacrificarán su tiempo y su tranquilidad en favor de los pobres, a quienes pidieron el voto en campaña?
Para la elección están convocados 13´200.000 ecuatorianos. Hasta el 16 de diciembre se habían inscrito 3.982 aspirantes a funciones de alcaldías, prefecturas y juntas parroquiales. Se esperó inscripciones abundantes hasta el último día para la elección del 24 de marzo próximo.
¿Confiarán los ciudadanos en los candidatos de partidos y movimientos políticos, si tenemos la experiencia cercana de que la Asamblea eligió Vicepresidente de la República a un ciudadano no político? ¿Advertimos o no que en el Gabinete del Presidente de la República, cada vez hay menos personajes afiliados a partidos políticos?
Pero las mieles del poder continuarán cual tentación diabólica, sobre todo cuando se conoce detalladamente el uso de dos aviones para el Presidente; y, además, que utilizaron los de Petroecuador y Tame, esta última en quiebra. Gastaron en esos viajes millones en el pago del precio de compra; el costo de la operación de las naves, la capacitación y el mantenimiento. Viajaron a muchos lugares del mundo gastando un kilometraje equivalente a 71 vueltas al planeta. La lista completa de viajeros incluye a ministros y otros funcionarios.
A veces se movilizaron sin pasajeros: 47 vuelos fueron a los llamados paraísos fiscales. Es conocido que en tales paraísos se depositaban dineros dudosos. La investigación esclarecerá todo este feo y vergonzoso capítulo.