Las fuerzas políticas se reconfiguran

Los resultados del proceso comicial del pasado domingo muestran una recomposición del tablero electoral. Hay agrupaciones políticas que pierden hegemonías de larga data y otros, que estaban cuestionados, han retomado la posta. El pueblo del Ecuador ha expresado su voluntad en las urnas.

En primera instancia, se trata de unas elecciones que han mostrado una rapidez en la entrega de los datos. El caso de Loja, en donde los resultados no han sido distribuidos mientras se escribe este editorial, es el único que pone en duda la eficacia de los sistemas de escrutinio y entrega de resultados. Por el bien de la democracia, el Consejo Nacional Electoral (CNE) debe resolver el inconveniente y transparentar los procesos que han llevado a ese retraso.

El auge y decaimiento de las maquinarias electorales son procesos que deben ser tomados como parte de la mecánica eleccionario-democrática. De la misma forma, los nuevos accesos o retornos a puesto de poder deben ser analizados como oportunidades frescas para que la clase política tenga en cuenta que los ciudadanos validan sus ideas, que eso es sagrado y que el solo hecho de pensar en tomar ventaja de ellos ya es una idea que deviene en corrupción.

De ahí que es importante que en medio de un proceso eleccionario de autoridades seccionales se priorice la calidad de vida de todos los ciudadanos, darles rostros para ver sus necesidades y dejar de cosificarlos como meros votantes. Es más fácil llegar a ellos desde un gobierno local que desde instancias más altas, en donde bien los funcionarios o se dedican a arreglar la macroeconomía o peor aún a perseguir a sus adversarios y dejar por fuera las minucias del día a día de quienes confiaron en ellos.

Los nuevos funcionarios deben saber que siempre serán comparados y medidos por su eficacia en mejorar las condiciones de vida de los votantes/seres humanos. De ahí que deben pensar cada minuto en la forma de mejorar sus políticas públicas. Si no lo hacen, las urnas sirven como cadalso para señalar a quienes dejaron de cumplir sus promesas de campaña. Las reconfiguración de las fuerzas políticas o también la transformación de un referendo en un plebiscito muestran esta realidad.

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