¿Y después de las elecciones qué?

Los ecuatorianos acudieron este 5 de febrero de 2023 a las urnas para elegir alcaldes, concejales, prefectos, consejeros de participación ciudadana y decidir sobre las ocho preguntas planteadas por el Gobierno en un referendo consitucional.

En espera de la oficialización de los resultados, tanto quienes votaron por las opciones ganadoras como aquellos que no lo hicieron se mantienen a la expectativa de que las ofertas, en el caso de los candidatos, y las propuestas aprobadas del referendo se cumplan.

La experiencia dejada por las elecciones y consultas populares realizadas en el país desde 1979 no dan pie al optimismo de la gente, que acude a votar en gran parte porque el sufragio es una obligación en el país. Las redes sociales muestran claramente la desilusión ciudadana frente a la democracia representativa.

Lo que no termina de comprender en general el electorado es que la construcción del sistema político no se reduce a depositar el voto y esperar a que el candidato o candidata cumpla sus promesas. Es un proceso complejo en el que la ciudadanía debe acompañar a los políticos.

Hay excepciones como los grupos de mujeres, los animalistas y ambientalistas que en los últimos años, han acompañado en la construcción o rechazo de normativas en temas como el aborto, concesiones mineras o trato a los animales.

La gran mayoría de ciudadanos, sin embargo, continúan actuando como meros espectadores frente al acontecer político. Esperan que el accionar de las autoridades sea bueno automáticamente, sin proactividad ni acción fiscalizadora.

Muchos ignoran y tampoco se interesan en que algo ha avanzado el país en conceder capacidad de fiscalización al ciudadano a través de mecanismos como el de la Silla Vacía o el pedido de revocatoria o destitución de las autoridades. Miran para un lado y esperan que ese papel lo cumplan solo la prensa o los políticos opositores.

Sin embargo, si queremos que la democracia se fortalezca en el país, es hora de ir más allá y actuar como verdaderos ciudadanos: vigilando el accionar de los políticos, exigiendo que cumplan sus promesas y fiscalizándolos, de ser necesario.

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