Moisés Caicedo, un ‘crack’ al que hay que apoyar
El futbolista ecuatoriano Moisés Caicedo fue la comidilla en los últimos días por pretender cambiarse, aparentemente "como sea", de club en la Premier League. Muchos lo criticaron, lo juzgaron, hicieron de jueces, sin ponerse en los zapatos de esa persona o de su entorno.
Caicedo se fue del Ecuador sin ser famoso; dejó a su Independiente del Valle, donde se formó, y migró al Brighton & Hove Albion, club que lo postuló al estrellato. Allí se ha convertido en uno de los puntales para la buena campaña que realiza ese equipo.
Su aspiración de llegar a otro club en el mercado de fichajes de invierno en Europa, era justa. ¿Por qué? Un mejor contrato, aumento salarial al 500%, posibilidad de jugar las copas europeas (Champions League y UEFA Europa League), un sinfín de beneficios.
Caicedo, con sus 21 años, es un fuera de serie en el fútbol. Se para firme ante cualquier rival. Sus condiciones técnicas lo llevaron a que otros equipos quisieran llevárselo.
Decir que no era el momento oportuno para ser traspasado es aventurado, sin base. Él ya es ducho, como se dice en el fútbol, y puede rendir en cualquier equipo.
Una transferencia de Moisés Caicedo a otro club, con esas cifras de USD 70 y 80 millones que se manejaron, también beneficiará a terceros. Esos son el club en donde se formó y el que tiene un porcentaje de sus derechos deportivos (Independiente del Valle), la agencia que lo representa, los intermediarios…
Sobre esto es necesario revisar esta última parte y exhortar a que se transparenten los procesos, sin perjudicar al deportista.
Caicedo está en su derecho de mejorar y garantizar la calidad de vida de su familia,
con el millonario contrato que le ofrecieron. Pero es vital, que, tras ese aparatoso capítulo, que el deportista se concentre, sin perder de vista el objetivo que es triunfar en, tal vez, la mejor liga de fútbol del mundo (Premier League).
El partido que juega Moisés Caicedo fuera de la cancha es un juego lleno de millones de dólares, y en el que también hay intereses de por medio. Es de esperar que su futuro sea auspicioso.