Ante la posibilidad de que las negociaciones entre los Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Rusia, China y Alemania, por un lado, e Irán, por otro, terminen con un acuerdo relativo al programa nuclear de Teherán, el primer ministro de Israel, Netanyahu, resolvió romper lanzas contra Obama, lo que sus críticos han considerado un error monumental. Sus argumentos contra el eventual acuerdo nuclear son insuficientes y no ofrecen ninguna alternativa, explicó la Casa Blanca. Por esa razón y, además, para no interferir en el actual proceso electoral en Israel, Obama se negó a recibir a Netanyahu, quien decidió enfrentarlo y presentar su causa ante el Congreso con mayoría republicana.
En su discurso, el Premier israelí afirmó que el acuerdo, en lugar de impedir que Irán se dote de armas nucleares, “pavimentará el camino para que así suceda”. Muchos republicanos aplaudieron las plañideras palabras de Netanyahu, pero los sentimientos de la mayoría fueron interpretados por la líder demócrata del Congreso quien dijo sentirse al borde de las lágrimas al haber escuchado cómo el Primer Ministro de Israel se burlaba de la “inteligencia del presidente Obama y de todo el pueblo norteamericano”. La Secretaría de Estado recordó a Netanyahu que en los Estados Unidos la política internacional la decide la Casa Blanca.
Analistas internacionales se preguntan ¿qué busca Netanyahu con esa actitud desafiante frente a Washington? El Premier israelí no solo ha ofendido a Obama sino a los cinco países que, junto a Estados Unidos, protagonizan la negociación con Irán. Las relaciones de Washington con Netanyahu, que no pasan por un buen momento, se verán más afectadas por este nuevo entredicho.
La materia del desencuentro es, en sí misma, de la mayor importancia. Se trata de establecer un control eficaz y mutuamente aceptable a fin de evitar que en la región surja una nueva potencia atómica que modifique radicalmente su geopolítica. Preguntado Netanyahu sobre qué elementos habría que incorporar a la negociación para que su país la respalde, se ha limitado a decir que Israel favorecería un “mejor acuerdo”.
Difícilmente se podrá concebir un error de tanta monta en política internacional. ¿Ha procedido Netanyahu con un ojo puesto en las próximas elecciones internas? ¿Ha tratado de indisponer al Congreso con la Casa Blanca? Aparentemente, estaría logrando esto último, ya que 47 senadores republicanos advirtieron a Irán que el eventual acuerdo tendría que ser ratificado por el Congreso para adquirir validez. Obama reaccionó denunciando que se ha producido una curiosa coalición entre los senadores republicanos y los ayatolás más extremistas mientras, por su parte, el Departamento de Estado añadió que el acuerdo nuclear no requeriría la aprobación del Congreso para entrar en vigencia.
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