La inteligencia artificial (IA) irrumpe con fuerza en los servicios de salud y ya se prueba para brindar diagnósticos y tratamientos. No hay marcha atrás, esto podría ser inmensamente beneficioso, pero también amenaza con afianzar estilos de atención deshumanizados y potenciar inequidades sociales.
Mientras la IA va en franco crecimiento y una parte del mundo empieza a sacarle partido, datos de la ONU indican que la mitad de la población mundial no cuenta con servicios de salud y un tercio ni siquiera tiene acceso a internet.
Le pregunto a la IA a través “chat.openai”, sobre su papel en el sistema de salud y responde: “Tiene el potencial de transformar la atención médica y mejorar la eficiencia y precisión en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades”. ¿Esto conllevaría que desaparezcan plazas de trabajo en los servicios médicos? cuestiono.
IA señala que eso es improbable, por ahora. “Los servicios de salud no solo proporcionan tratamiento médico, sino también brindan apoyo emocional y psicológico a los pacientes, algo que actualmente no puede ser replicado por la IA”. ¿Y en el futuro? Lo veremos. Mientras, ya se desarrollan aplicaciones IA para diagnosticar enfermedades mentales y ofrecer apoyo emocional.
Se prevé que la IA interpretará todo tipo de datos, RX, tomografías, sangre y otros y con eso dará un diagnóstico preciso. Además, mantendrá un registro de cada individuo lo que será usado por todos los prestadores de salud para dar seguimiento y continuidad a la atención. Se prometen avances para enfrentar enfermedades hoy incurables.
El uso de esta nueva tecnología ya es una realidad en varios países. La conexión de las personas a dispositivos móviles para recoger datos y síntomas va en crecimiento.
Pero toda tecnología trae riesgos y en este caso la amenaza es despojar al paciente del contacto con el médico y deshumanizar la atención aun más de lo que ya está en ciertos servicios. Es el momento de definir marcos regulatorios.
Con el uso de la IA, los profesionales de salud deberán ser entrenados para concentrarse más el trato al paciente, en escucharlo, consolarlo y curarlo. Llenar registros, revisar exámenes y anotar antecedentes, eso lo hará la tecnología.
También urge ocuparse del acceso. Hoy, millones no cuentan con internet y la brecha aumenta entre países ricos y pobres. Además, la mitad de la población global no tiene servicios de salud oportunos y 100 millones de personas se vuelven pobres cada año por incurrir en gastos médicos imprevistos.