“Pandora, movida por su irrefrenable curiosidad, destapó una caja (jarra) a la que tenía prohibido acercarse; de su interior escaparon entonces todos los males que se propagaron por el mundo y fueron causa de los sufrimientos de la humanidad” (Enciclopedia Salvat). Esta siniestra concepción es parte del mito vigente en la lejana antigüedad sobre la existencia de un Olimpo, morada de Zeus, Dios supremo “padre de Dioses y hombres”, según esta leyenda. Prometeo engañó a Zeus y éste, en venganza, ordenó crear a Pandora para encargarle castigar a todos los hombres.
En la humanidad de siempre no han faltado epidemias y pestes que han afectado, en algunos casos, a millones de personas.
En Ecuador, alrededor del año 1938, se produjo una epidemia que afectó a los habitantes de Guamote, Cajabamba y anexos, (Chimborazo) con particular saña contra los indígenas. Fue una bubónica originada por las ratas, cuyas pulgas infectadas al morder al humano le transmitían el mal. En aquel entonces, la medicina no tenía los medios de defensa y curación actuales. En este episodio local cabe recordar la intervención de un ilustre médico de Riobamba, el doctor Alfonso Villagómez, quien organizó un equipo sanitario para atender a los enfermos que morían en cantidades. Ese equipo incluyó a un estudiante de Medicina de la Universidad Central, Vicente Pacheco, originario de la parroquia San Andrés y a un grupo de monjitas que servirían de enfermeras. En pleno cumplimiento de su generosa actitud humanitaria y ejercicio profesional de médico, sufrieron contagio y todo el equipo falleció.
El azote de epidemias y pestes han causado muerte y dolor a sectores enteros de la humanidad en todos los tiempos. Entre las peores, la Peste Negra de 1348 que, comenzando en el Extremo Oriente, avanzó a Europa e incluyó a Francia y África. En Navarra causó la muerte del 78% de la población desde 1348 hasta 1362. En el siglo pasado -segunda guerra mundial- murieron algunos millones de combatientes por epidemia.
Por los resultados, el actual coronavirus es peor que cualquiera de las anteriores, pues llega ya a todos los continentes y está causando muerte a pesar de los progresos científicos.
Medida de prevención importante, según estamos experimentando, es el aislamiento, mientras expertos de todo el mundo buscan afanosamente una droga –incorporando a nuestra quinina- y ojalá encuentren pronto el remedio anhelado. No hay alternativa: los resultados en China y, ahora, uno en Quito y otro en Guayaquil permiten abrigar la esperanza de que, con disciplina y cuidados, muchos enfermos se salvarán. El coronavirus no es necesariamente mortal.
La CNN de los Estados Unidos, durante una hora, entrevistó a un ciudadano de Guayaquil que está superando la epidemia y todo hace prever la recuperación de su salud.