Es positivo y digno de imitar. Varios barrios de Quito se empeñan en potenciar el trabajo comunitario para buscar mejoras.
Diario EL COMERCIO recogió, el jueves en su sección Quito, el ejemplo de tres barrios que fomentan la participación comunitaria: Atucucho, Jaime Roldós y El Tejar. Son solo unos casos de los tantos que han optado por ese camino para trabajar en mingas y juntarse en iniciativas ciudadanas positivas.
Estos barrios son algunos de los tantos olvidados o donde la acción oficial se demora o, simplemente, no existe.
La Secretaría de Territorio registra más de 3 000 barrios. Un número que parece increíble y que solo muestra el crecimiento exponencial de la capital y la demanda de servicios en proporción.
El Foro Permanente de Quito acompaña la organización barrial y resalta los proyectos colectivos que mejoran la calidad de convivencia.
El listado de barrios organizados es grande, pero lamentablemente muchos de ellos no tienen la comprensión de ese criterio. Barrios marginales, otros en pleno crecimiento, como los mencionados, algunos que empezaron hace años como invasiones clandestinas y que luego adquirieron su estatus legal y se regularizaron, están en el plan de organización y acción mancomunada.
Hay otros sectores de clase media y media alta, como el Quito Tenis, cuya capacidad de organización y acción son encomiables. Vivir en un barrio es sentir la condición de vecino solidario y amigos de sus vecinos. Un buen ejemplo.