Urgente pacificar los centros carcelarios
Las riñas, muertes de personas privadas de libertad y todo tipo de atrocidades son una fotografía común en el continente.En el país nos estamos acostumbrando a ver el hacinamiento. Hay 40 000 detenidos, cifra muy superior a la capacidad de las cárceles.
En las requisas de armas siempre encuentran centenares de cuchillos y pistolas. Además, celulares y droga en pequeñas cantidades, como fuente de negocio mafioso para unos internos y para el consumo de otros.
Los sucesos violentos recientes mostraron la cara del poder de las mafias internas, que además tienen contactos, operan y dirigen actos delictivos en las calles desde el interior de los centros de Rehabilitación donde nadie se puede rehabilitar.
El operativo para aislar a los 80 detenidos más peligrosos de 5 cárceles y de distintos lugares del país parece una medida urgente, aunque no haya sido oportuna ni sea suficiente.
Los lugares de detención en otras partes del mundo tienen a los sentenciados por asesinato y narcotráfico en aislamiento riguroso con salas de visitas inaccesibles para evitar lo que aquí vemos a diario: la introducción de cuchillos, pistolas o droga. Hay que pensar en nuevos modelos.
El drama de los familiares de los detenidos también es algo desgarrador. Presionan a quienes resguardan el orden en las afueras de los centros penitenciarios para ingresar, o agreden a los policías cuando no hay información después de actos violentos como el de la Penitenciaría en Guayaquil, hace pocos días.
Si las imágenes de la semana, luego de la resistencia de los militares a apoyar el control en los filtros de las cárceles, muestran a soldados cacheando a policías, podemos colegir que la situación no es fácil.
Mientras tanto, el tiempo del estado de excepción pasa; ya se han ido directivos, pero la información de un plan integral no llega pese a que se trata de uno de los tantos aspectos que en materia de seguridad aquejan al Ecuador y tienen en vilo a la gente.
Más que diagnósticos, son urgentes acciones para romper las mafias en las cárceles, cambiar las condiciones de vida y rehabilitar de verdad.