Los jóvenes que desean ingresar a la universidad acudieron ayer a rendir las pruebas Transformar. Es un examen complejo para los jóvenes, pues en muchos casos define su futuro. No aprobar puede causarles tal desazón, que se vean obligados a buscarse un lugar en el mercado laboral.
Perder un año no es una opción para muchas personas. Además, es natural en el ser humano ‘el hacer’, producir, trabajar, realizar alguna actividad que les permita desenvolverse en la vida social y económica del país. Ese es uno de los dramas más íntimos del desempleo: el desasosiego de no sentirte útil.
Otros, más persistentes, intentan aprobar varias veces hasta lograr el puntaje necesario que les permita seguir la carrera que quieren. Y eso es muy saludable porque toda persona -y más aún un joven- debe perseguir sus pasiones. El fracaso en una prueba no indica necesariamente ineptitud para una profesión; bien podría significar que aquel joven es producto de una deficiente educación en escuelas y bachillerato. Otros, en cambio, deben resignarse a perseguir un título que solo fue su ‘plan B’.
El 94% de los 327 000 jóvenes que buscaban ayer su cupo universitario se registraron para hacerlo en línea. Divididos en grupos, el primero no pudo ingresar al portal y los pasaron para la tarde; el segundo, en cambio, vio interrumpido el sistema mientras respondían los cuestionarios. La Senescyt, entonces, decidió suspenderla de manera definitiva hasta nuevo aviso, cuando el proveedor garantice que el servicio será óptimo.
Toda invención humana puede errar, pero lo deseable es que no ocurra con una tecnología que deben estar pensada para satisfacer a cientos de miles de usuarios al mismo tiempo. Lo contrario genera desconfianza. Es como cuando se está haciendo una fila enorme en un banco y llega el anuncio de que se cayó el sistema (ahora no abrir la banca electrónica). En este caso, el malestar se debe a la imposibilidad de acceder a su dinero. En el de los universitarios podría ser aún más grave: crece la presión y la incertidumbre para tener alguna claridad de su futuro. Es algo que merecen y el Gobierno debe garantizar eficiencia.