Con el dolor a cuestas por la tragedia que marcó al mundo, la lucha por la supervivencia continúa; el coronavirus no remite, aunque se luche con gran esfuerzo por la inmunización.
Poco a poco el panorama va despejándose y la dinámica de las vacunas, puestas en el lugar número uno de las prioridades del Gobierno, va convenciendo a la comunidad de su importancia a partir de la credibilidad de los hechos, lejos de la propaganda y de la oferta engañosa.
En medio de una pandemia que está lejos de remitir y que ha dejado huellas tremendas del dolor y de destrucción de la economía, surgen historias de lucha, vida y resiliencia.
Miles de personas en el planeta y, por cierto en el Ecuador también, perdieron sus empleos y se vieron obligadas a esfuerzos creativos admirables. Varias de esas historias de ejemplar reseña ha llevado este Diario a sus lectores.
Muchos han debido dejar de lado sus títulos universitarios y su experiencia laboral aparcada un momento, mientras la supervivencia personal y familiar lo exige. Han salido a la luz emprendimientos notables que se pueden seguir activando para alcanzar una salida viable a las carencias de estos tiempos.
Vale la pena levantar el ánimo con esfuerzo cotidiano y con inventiva, imaginación y alta dosis de sacrificio.
El Gobierno ha efectuado un compromiso para dotar de crédito a los nuevos emprendimientos que generen nuevas plazas de empleo. Mientras llegan las nuevas leyes para dotar de trabajo a los más pobres, desempleados y subempleados, esa iniciativa merece un eco adecuado.
No la dádiva sino los capitales semilla -con plazos largos y tasas bajas de interés- pueden ser el motor que requiere nuestra sociedad para moverse, para incorporarse a una nueva realidad, despojados de prejuicios ideológicos e intereses de grupo.
Todo es un proceso. Vacunas para las amplias mayorías. Inversión privada y capitales extranjeros para generar trabajo y la tarea gubernamental para socorrer a los que más lo requieren. Un país levantándose de las horas difíciles con esfuerzo.