El planeta es interdependiente. Cada vez con más rigor se comprueba que no solamente es cuestión de discurso, sino de la fuerza de la globalización y de la interacción de los mercados.
El principal socio comercial del Ecuador es Estados Unidos, pese a varios capítulos que han dificultado la relación. Para los productos ecuatorianos el principal mercado es el del país del norte. No solamente el petróleo, que es del Estado, sino las flores, el banano, gran variedad de frutas y otros productos apuntan a mantener los niveles de consumo en ese país.
Una crisis con altos niveles de endeudamiento puede generar alzas de las tasas de interés. El consumo puede pagar la factura; al restringirse, los productos ecuatorianos pudieran dejar de comprarse al menos en los niveles actuales (USD 6 000 millones en el 2010), según expertos consultados por este Diario. Si tenemos en cuenta la lenta negociación y la pálida gestión de las autoridades de comercio exterior en el intento de suplir el volumen de exportaciones que van a Estados Unidos, el impacto puede ser mayor.
Una deuda estadounidense que superará el propio nivel del gigantesco Producto Interno Bruto de EE.UU. supone una alteración de las inversiones. Si eso ocurre, peligra la creación de empleos y por cierto el mantenimiento de los existentes. Por esa razón, las remesas que envían al país los ecuatorianos residentes en el exterior podrían peligrar, y repercutir de modo sensible en nuestra economía local.
Por ahora los mercados de las transacciones en las más influyentes bolsas a cayeron en el mundo, como respuesta a la crisis, mientras el Primer Ministro ruso calificó a la economía norteamericana como parásito del mundo.
El Ecuador no es una isla. Esta crisis nos puede afectar.