Concepto de obra pública con inversión privada
Ya no son tiempos de obras faraónicas con millonarios empréstitos. Tampoco nos ha ido bien con los contratos llave en mano, en los que los gobiernos no han podido supervisar ni garantizar la calidad de grandes obras.
Hoy en día, en una economía ajustada por el cinturón de una crisis agudizada por la pandemia, los recursos deben ser empleados de modo prioritario en temas claves.
Urge dinero para la salud -la diplomacia de las vacunas y su aplicación masiva-, para mejorar la atención en las capas más pobres, asistir socialmente con dineros en subsidios temporales o que estimulen el compromiso de quienes los reciben para crecer y producir prosperidad.
Hay que atender un nivel de educación acorde con las demandas de la revolución tecnológica y comunicacional a la que asistimos. A esos aspectos prioritarios a los que deben ir los magros recursos públicos se suma el de la seguridad integral, para la supervivencia nacional.
Una cruda realidad afronta este Estado sin recursos en los millonarios costos de los efectos de la erosión cercana al proyecto Coca-Codo Sinclair. Inversión en reparar la carretera de modo temporal, hacer una nueva, con distinto trazado, rediseñar la ruta de los oleoductos y poliductos y hasta reubicar un poblado, son tareas en las que debe emplearse a fondo el Ministerio de Obras Públicas.
Mientras surge una solución dialogada en las tarifas de transporte represadas y posibles subsidios dirigidos, el Gobierno debe mantener el compromiso con el FMI.
Por esta razón, y por emplear los recursos de modo nítido -administrar la escasez es tarea clave-, la obra pública demanda un nuevo enfoque.
Inversión privada para ampliar carreteras. Construir los tramos viales que hagan falta, mantener las vías, ya que el invierno causa estragos, y planificar nueva obra represada por años -la autopista Quito-Guayaquil requiere millonarias inversiones-.
El Estado no tiene dinero.
La participación privada con exigentes filtros, la supervigilancia y el pago de peajes razonables puede ser la solución hacia el progreso.