El Ecuador tiene varios frentes abiertos que demandan acciones inmediatas. Pero entre ellos dos merecen especial atención: los sistemas portuario y financiero. En el primero, el desafío es enorme pues hay que revertir la tendencia a que el país no solo sea considerado de tránsito, sino también de distribución y exportación de drogas. En el segundo y, no menos complejo, está el combate al lavado de activos, que es uno de los delitos más difíciles de probar.
En un momento en el que país demanda una reactivación económica para apuntalar las finanzas de los hogares, que los puertos -principalmente el de Guayaquil- sean vistos como los puntos de salida de estupefacientes es un golpe letal para la imagen y credibilidad de los sectores productivos formales.
Para revertir esta situación, el fortalecimiento de las seguridades en toda la cadena logística demanda un trabajo externo con el sector empresarial para evitar la contaminación de la carga. Si bien hay empresas conscientes de esta realidad que ya están encaminadas en esta vía, todavía es insuficiente.
La otra tarea es interna y se concentra en cada una de las terminales, cuyos protocolos de seguridad están siendo puestos a prueba una vez más. Según la Oficina de la ONU contra la droga (Unodc), Ecuador es uno de los tres países en donde más droga se incauta, pero también es de los más mencionados por la salida de cargamentos. Otra área para reforzar y que demuestra estar débil es la frontera norte y sur por donde ingresa el producto.
Por otra parte, la captación ilegal de dinero ha escalado de estafa a lavado de activos. El último operativo, en el que descubrió movimientos financieros inusuales por USD 41 millones, es una prueba de que personas naturales y jurídicas están usando el sistema bancario para dar apariencia de licitud a dineros provenientes de otros delitos, entre ellos el tráfico de drogas.
Esto evidencia que no se están cumpliendo ni controlando, entre otras cosas, las 40 recomendaciones emitidas por el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) para detectar las operaciones inusuales y combatir el lavado.