La democracia es un valor que se debe defender siempre
Defender el sistema democrático es una prioridad de las naciones que han confiado en él como modelo que rige no solo la vida política sino la cotidiana de los ciudadanos. Solo la democracia garantiza algo que es fundamental, inherente al ser humano: las libertades, individuales y colectivas. Además, es la que da vía amplia para la conquista de derechos. Es un sistema imperfecto, es
cierto; pero siempre es perfectible. Terminar con la democracia es una seducción de muchos, que incluso se revisten de democráticos para apropiarse de las instituciones que garantizan
el equilibrio de los poderes.
El expresidente Pedro Castillo dio un golpe de Estado el lunes, que duró lo que la espuma de la leche hervida. Lo hizo de una manera burda, momentos antes de que el Congreso analizara declarar la vacancia presidencial por incapacidad moral, una figura permitida por la Constitución peruana; no así, la disolución del Congreso por parte del Ejecutivo, que solamente podrá hacerlo cuando aquel ha censurado o negado su confianza a dos Consejos de Ministros. Esas son las reglas de juego. Ciertamente pueden parecer ambiguas, pero el valor de una democracia es respetarlas más allá de las conveniencias personales y partidarias, pues están escritas para toda una nación.
El expresidente del Perú estuvo apenas año y medio en el cargo. En todo este tiempo hubo tensión política. Su Gabinete nunca tuvo estabilidad. La relación fue conflictiva con el Congreso. Sobre él y su familia caían denuncias de corrupción. Y ha pasado por dos juicios políticos. Aventurarse a decretar un estado de excepción fue una maniobra que le jugó en contra. Y aquí es cuando las Fuerzas Armadas deben mostrar su compromiso con el sistema democrático. Y en este caso, el poder de las armas no avaló a un Gobierno que quebrara el orden institucional.
Sin duda, lo que ocurrió en Perú es una lección para todos los Estados de la región. El orden, el respeto, la convivencia fraterna entre los ciudadanos y el respeto a las leyes y a la Constitución deben defenderse siempre, incluso muy a pesar.