“ …flaca, yo estoy en contra de tu juicio político, porque creo que está mal planteado, creo hay otras razones que no se han tomado en cuenta…, pero, ¿sabes qué tengo que hacer para que tu juicio político termine donde debe terminar…? …yo sí tengo mis archivos, y me podrás mandar a matar con tus amigotes, y podrás pedirles a los flacos de Los Ríos que te hagan la vuelta, yo sí tengo mis archivos Diana…”
Estas desatinadas expresiones vertidas algunos días atrás, y que han pasado inadvertidas por muchos, parecerían provenir de un miembro de alguna peligrosa banda. Lo cierto es que, las mismas, fueron literalmente expresadas públicamente y a viva voz por un comunicador – nacido en Caracas – de un conocido medio digital local, y fueron dirigidas impertinentemente a una persona que merece el mayor respeto, por ser mujer, por estar embarazada y, como si fuera poco, porque se la ha jugado y expuesto patrióticamente como ningún otro ciudadano por investigar, enfrentar y arrancar – como nunca antes – las raíces de la corrupción en el país, esto es la señora Fiscal General.
Veamos: el término “flaca” implica una actitud irrespetuosa y “confianzuda”, impropia y poco profesional para dirigirse públicamente en cualquier tema, no digamos en asuntos sensibles, salvo y por especial excepción, que exista una gran confianza y amistad de por medio, cosa que evidentemente no existe. “… yo estoy en contra de tu juicio político, porque creo que está mal planteado, creo que hay otras razones que no se han tomado en cuenta…”, con el mismo aire confianzudo, denota hipocresía y soberbia, al mencionar que no está de acuerdo con el juicio, para enseguida argumentar que, la razón sería por estar mal planteado (es decir, sí estaría de acuerdo si estuviera bien planteado), para a continuación lanzar el veneno, ya que habría otros elementos que no se habrían tomado en cuenta, es decir pretendiendo indicar el comunicador que, existirían otras razones para su juicio político, lo cual desnudaría a este, alineándolo en las mismas intenciones de afectación y censura con aquel cuestionado movimiento político, que ve a la Fiscal como su peor pesadilla, por ser justamente ella la que los ha enfrentado y combatido valientemente con las armas de la justicia. Para luego, lanzar una amenaza “…pero ¿sabes qué tengo que hacer para que tu juicio político termine donde debe terminar?, es decir, se atreve envalentonado advertir a la fiscal que tiene información – dispuesto a revelarla – que la pudiera seriamente comprometer y por ende influir para que el juicio político termine con su censura; para luego rematar “yo si tengo mis archivos”, le faltó agregar: y los contactos y cercanías suficientes … Y como si fuera poco, desafiante, sugiere que la Fiscal sería capaz de mandarlo a matar. ¡Vaya majadería y grosería más grande a título de “libertad de prensa”, tratando de sugerir que la Fiscal tendría comportamientos afines a quien combate!
En realidad, eso no es periodismo, sino cinismo y un atrevimiento mayúsculo en contra de una personera pública, no perfecta, pero si valiente y eficiente, como lo he indicado en otras columnas, y como está consciente una parte importante de la ciudadanía y de la comunidad internacional, que la apoya, cansada de tanta impunidad.
No es de extrañar que, esta arremetida, ocurra vísperas del reinicio del juicio político auspiciado por el correismo, y en forma concomitante a una publicación internacional, de dudosa no solo procedencia sino idoneidad profesional, con la cual se pretendió afectar la imagen de la fiscal, resucitando unos devaluados “chats” utilizados como armas de defensa por un prófugo de la justicia, que estaría refugiado en Venezuela.
La Libertad de prensa y la libertad de expresión, conllevan responsabilidad, prudencia, respeto, la búsqueda inquebrantable de la verdad, separando los intereses y emociones propios de los temas tratados y expuestos, entendiendo que investigar no es ofender ni mancillar la honra, sino exponer. Dichas ofensivas expresiones y comportamientos, develan un estilo de periodismo cuestionado, venido a menos, infortunadamente con base en determinadas prácticas, que lastiman seriamente el verdadero sentido de la Libertad de Prensa.
Las expresiones dadas, en forma y en fondo, revelaría la orilla en la que se situaría el indicado comunicador. A confesión de parte, sin duda, relevo de prueba y de mayores comentarios…