En medio de la emergencia por las fuertes lluvias que han causado inundaciones y catástrofes en Ecuador, como la reciente tragedia en Piñas, el país también enfrenta otro desafío persistente: los siniestros de tránsito prevenibles.
En Cuenca, un siniestro de un bus de transporte urbano dejó tres personas fallecidas y una en estado crítico, lo que pone de relieve la ineficiencia en el control de conductores sin licencia habilitada y vehículos no regulados. Este tipo de incidentes no solo son trágicos, sino que también demuestran un círculo vicioso de negligencia y falta de control efectivo.
El siniestro en Cuenca, donde un bus de transporte urbano se estrelló debido a que su conductor no tenía licencia habilitada, es un ejemplo alarmante de cómo la falta de control y supervisión puede tener consecuencias fatales. El conductor, cuya licencia había caducado en 2022, acumulaba un historial de infracciones significativas, con 14 multas pagadas, 15 en convenio y dos pendientes. Este caso no es aislado; otro incidente en la vía a Chone dio como resultado un muerto y 15 heridos, incluyendo a una embarazada y una adulta mayor.
La responsabilidad de controlar a los conductores sin licencia o con vehículos no habilitados recae en varias entidades, incluyendo a las autoridades locales y las de tránsito; así como la propia autorregulación de los conductores agremiados.
Sin embargo, la persistencia de estos incidentes sugiere que los controles actuales son insuficientes. Es necesario fortalecer la supervisión y aplicar sanciones más estrictas a aquellos que incumplen las normas de tránsito.
La frecuencia de estos siniestros revela varios síntomas de ineficiencia en el sistema. El primero: falta de vigilancia efectiva. La ausencia de controles rigurosos permite que conductores sin licencia o con vehículos no regulados sigan circulando. En segundo lugar está el incumplimiento de las leyes de tránsito por parte de los conductores, lo cual es un problema crónico. Finalmente, las carreteras siguen siendo peligrosas debido a la falta de mantenimiento y a la presencia de conductores irresponsables.
La emergencia por las lluvias y los siniestros de tránsito prevenibles en Ecuador exigen una respuesta inmediata y efectiva. Es hora de fortalecer los controles, mejorar la infraestructura vial y promover una cultura de seguridad vial. Solo así se podrá romper el círculo vicioso de negligencia y falta de control que ha costado tantas vidas. Las víctimas no deben ser solo números; sus historias deben servir como recordatorio constante de la necesidad de cambio.