Las ambiciones y las frustraciones políticas se han juntado para buscar el caos desde la desprestigiada Asamblea, alrededor de la impunidad y la abierta intención de tapar actos de corrupción. La agenda está trazada. Se volaron a la Súper de Bancos sin fundamentos sólidos y tienen en la mira otras cabezas, entre ellas la Presidenta de la Legislatura, porque no entran en su juego de intereses.
A la Súper de Bancos le tumban porque impulsó el destape de la estafa por USD 930 millones al seguro social de la Policía, en la cual están embarradas vacas sagradas del poder y que pretenden que la corrupción quede impune. Se oponen, se abstienen o se silencian en investigaciones sobre irregularidades (caso Yachay y otras universidades públicas) y al trámite del proyecto de ley que busca recuperar lo robado.
Juntos para impulsar la desestabilización; derecha, supuesta izquierda y ciertos indígenas, hoy aliados al correísmo, a pesar de que en el pasado les persiguieron, garrotearon y enjuiciaron. Les importa un comino el país y sin pudor quieren tomarse los organismos de control y el desprestigiado Consejo de Participación Ciudadana. Por ello debe buscarse la salida constitucional para liquidar esta institución o por lo menos restarle sus poderosas atribuciones.
El país político está en manos de líderes populistas negativos. Cuándo se les oye plantear soluciones a los problemas de empleo, inseguridad, educación, salud, seguridad social. Los sentenciados por delincuencia organizada presionan para la impunidad. El otrora reconocido líder, que sirvió con éxito por más de una década desde la Alcaldía, frustrado por el fallido intento de llegar a la Presidencia y en el ocaso de su carrera, perdió el norte porque no pudo someter al candidato ganador que lo patrocinó y ahora da luz verde al complot, con la participación del correísmo y los aliados indígenas, a los que les mandó a pastar al páramo. Esa es la política de asquerosa que no se puede permitir. Juegan al engaño para confundir a la ciudadanía.