Estas construcciones cuentan con sistemas para almacenar agua lluvia y tratar aguas grises. Fotos: Vicente Costales / EL COMERCIO
En la lista de edificaciones inteligentes también están las que hacen hincapié en el cuidado del ambiente utilizando diversos sistemas para reducir el consumo de agua o para atraer pequeños ecosistemas.
Eso último se logra con la incorporación de jardineras horizontales o jardines verticales; donde, por lo general, se coloca vegetación nativa. Un ejemplo de aquello se evidencia en la terraza del edificio Yoo Quito. Allí hay jardineras con plantas aromáticas que atraen a un sinnúmero de insectos y pájaros. Lo mismo ocurre en el edificio Tesla, cuya terraza está casi cubierta de vegetación endémica.
Además de atraer insectos, la arquitecta Mariana Valdivieso, de la constructora Uribe & Schwarzkopf, asegura que otro de los propósitos es aprovechar el agua lluvia para evitar que las alcantarillas se desborden en días de fuertes precipitaciones. “Así cooperamos con el entorno inmediato”. Para complementar aquello, incorporaron una cisterna para almacenar el líquido.
Las jardineras atraen especies de insectos y pájaros.
El riego de la vegetación es automático, tras previo cálculo de las necesidades de las especies y ubicación de las diferentes jardineras. En ese edificio también se tratan las aguas grises, que son diferenciadas y almacenadas en otra cisterna, en uno de los subsuelos. A esa agua se la reutiliza en los inodoros después de retirarle la capa jabonosa y de ozonificarla. Se la trata hasta que esté transparente.
El agua reciclada también se utiliza en la limpieza del edificio, según Valdivieso.
En Tesla, el riego de los jardines verticales también es automatizado y se hace con agua lluvia, luego de suministrar determinados nutrientes, necesarios para el crecimiento de las diferentes especies. En ese edificio también hay cisternas de almacenamiento.
Para lograr una reducción en el consumo de energía eléctrica, en cambio, los constructores recurrieron a la instalación de paneles solares y bombas de calor, prescindiendo así del gas centralizado o calefón eléctrico. Tras pasar por las bombas de calor -que calienta tras absorber la energía del ambiente- el agua se almacena en unos tanques, cuya temperatura es monitoreada constantemente.
En ambos edificios se utilizó vidrio de seguridad con protección contra rayos UV, para garantizar confort térmico a los habitantes y prescindir del aire acondicionado, otra contribución al ambiente. Ese material abunda para aprovechar la luz natural y reducir el consumo de electricidad.