Más brigadas nocturnas, por la inseguridad

En la entrada del barrio Jardines del Inca la gente vigila el ingreso de los vehículos. Foto: EL COMERCIO

Cuadrillas de 15 o 20 vecinos recorren las calles de los barrios para protegerse de la delincuencia, por las noches. Llevan palos y piedras, también pegan carteles con mensajes disuasivos en los que advierten que si un ladrón es atrapado, la gente hará justicia por su cuenta.
Este Diario recorrió 14 puntos de la ciudad y cada vez aparecen más moradores que se organizan para afrontar a la inseguridad. Primero realizan marchas de protesta y luego asambleas comunitarias para conformar sus brigadas.
Les preocupa que los robos y asaltos a personas se incrementaron en un 2,32% en el Distrito Metropolitano. Según datos difundidos por el Ministerio de Gobierno, en el primer semestre de este año se registraron 3 260 casos, mientras que en el mismo periodo del 2018 hubo 3 186. Asimismo, subieron los robos de motos, carros y unidades económicas.
Edison N. vive en el barrio Consejo Provincial, de la ciudadela Jaime Roldós (noroccidente), y a su hijo, de 16 años, le asaltaron dos veces en la parada de buses cuando se dirigía al colegio. Por el peligro al que se exponen los niños y adolescentes en horas de la mañana y tarde, él y otros vecinos formaron los grupos de seguridad. “Nos juntamos en las calles, de lunes a viernes. Entre 8 y 10 personas salimos a caminar con palos de escoba”.
Para Edison, la gente decidió salir a patrullar porque no han recibido respuestas de la Policía Nacional. “Nos ayudamos para hacer justicia por nuestra cuenta y defendernos”, dice. Lo mismo opina Santiago I., del barrio Jardines del Inca (oriente de Quito). “Hay inconformidad porque en la Policía dicen que no pueden cubrir todo el sector”.
Su principal preocupación son los 20 asaltos que se registraron entre febrero y mayo de este año. Desconocidos se movilizan en autos con placas caducadas y atacan de forma violenta a los peatones.
Los vecinos montaron un puesto de control al final de la calle José Félix Barreiro, para vigilar a los conductores que se movilizan desde la avenida Simón Bolívar. Lo mismo sucede en el barrio Reina del Cisne.
El vicepresidente de ese lugar, Nelson Y., cuenta que hace dos meses lograron retener a un hombre que asaltó a un taxista. “Le castigamos hasta que llegó la Policía”.
En la comuna de San José de Cocotog se vive algo similar. Su presidente, Jorge S., dice que los vecinos se han unido por los robos de casas reportados en los últimos 30 días.
Édgar M., coordinador de Seguridad del barrio Florencia de Guamaní, en el sur, cuenta que grupos de hasta 50 personas salen a caminar, siempre en horas de la noche.
“Hace un mes salí a comprar el pan y dos desconocidos que iban en una motocicleta me asaltaron”. A su criterio, en la zona hay pocos uniformados para patrullar por las noches.
Marcela G. es la coordinadora de Seguridad del sector 3 de Monjas Orquídeas. Allí, 10 personas salen a patrullar tres veces por semana. Se organizaron porque delincuentes asaltan a quienes salen a comprar en las tiendas. Además, a los jóvenes que van a las canchas a hacer deporte.
En otros sitios, como La Tola, Carapungo, La Ecuatoriana, San Blas, Tumbaco, Carcelén y San Antonio de Pichincha también se organizan. En La Vicentina, el barrio está consternado por la muerte de un vecino y preparan sus guardias nocturnas de seguridad.
El general Víctor Aráus, comandante del Distrito Metropolitano, en una anterior entrevista con este Diario admitió que se han realizado marchas en diferentes sectores, pero en Quito hay más de 1 000 barrios en donde el tema de la inseguridad ha sido abordado de forma coordinada.
Es decir, se han reforzado los patrullajes, se realizan asambleas comunitarias con los vecinos, entre otras actividades. “Existen personas que están conformes con el servicio policial, hay brigadas barriales muy bien establecidas que nos reconocen y apoyan”, indicó.
A esto se suma que hay 4 128 uniformados en 258 UPC que brindan servicio en los vecindarios, de forma permanente. Aseguró que los delitos en la capital se han reducido un 3% de forma global.
A su juicio, el patrullaje de los vecinos sirve únicamente como apoyo y alerta. En ese sentido, si la gente detecta anomalías debe comunicarse con la Policía Nacional.
Reconoció que en algunos sitios faltan UPC, por lo que se realiza un estudio con base en la demanda delictiva y, a futuro, se atenderán esos pedidos.
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