El miércoles 15 de julio del 2015, Édison Cosíos ingresó de emergencia al Hospital Eugenio Espejo, en donde se le detectó una insuficiencia renal crónica irreversible. Luego de haber pasado por terapia intensiva, el joven de 21 años permanece en esa casa de salud bajo cuidados médicos y el amor de su madre.
Édison era alumno del Colegio Mejía y cayó en coma el 15 de septiembre del 2011, luego de que una bomba lacrimógena, disparada por un policía que dispersaba las protestas estudiantiles de ese día, impactó en su cabeza produciéndole una grave lesión.
Vilma Pineda, su madre, tiene el tiempo justo para hablar sobre el estado de salud de su hijo. La tarde de este miércoles la gravedad de la insuficiencia renal. “Es irreversible. No vamos a poder curarle, pero podemos prevenir para que los riñones no sigan dañándose”, indicó.
Ella no quiere dejar ni un minuto de compartir con Édison, quien salió el martes pasado de terapia intensiva para ir a una habitación de esta casa de salud. El horario y el número de personas que lo visitan es restringido. Solo pueden hacerlo dos familiares o amigos, de 15:00 a 17:00.
Las complicaciones médicas no son nuevas. Hace tres meses ingresó al hospital por una infección de vías urinarias. El joven se recuperó rápidamente aquella ocasión.
Desde que recibió el impacto de la bomba lacrimógena, Édison quedó en estado vegetativo y bajo cuidados permanentes. Dos años después de lo ocurrido, y tras una serie de intervenciones médicas, logró la movilidad en la mano, brazo y ojo derechos. Aquello reconfortó a su madre.
Pineda espera que su hijo vuelva a triunfar frente a esta nuevo quebranto de salud. “Édison ha demostrado que ha podido muchas cosas. Es una fortaleza de Dios y Édison. Si él quiere estar aquí, mientras Dios se lo permita, permanecerá aquí”, sostuvo. Doña Vilma, dice que hará todo lo que esté a su alcance para mejorar la condición de su hijo. “Hemos seguido en la lucha. Mientras Édison tenga vida, ahí estará su madre; una mamá leona que lo defenderá”.
Un grupo de 30 amigos se turna para visitar a Cosios. Son parte de los jóvenes que compartieron aulas en el ‘Patrón’ Mejía y en el barrio de La Ferroviaria, en donde vive. El Gobierno adecuó una habitación para darle todos los cuidados médicos y dispuso que un equipo de enfermeras monitorearan su salud en el domicilio.
Fue una de ellas quien se percató de que los signos vitales de Édison eran anormales. Un médico le midió la presión arterial, el pulso y revisó unos moretones en el cuerpo. Ahí se dieron cuenta de que algo estaba mal y lo trasladamos al hospital.
La madre espera que los médicos tomen una decisión. Los galenos le han planteado, entre una de las alternativas, hacer un talle vesical que es una infitración a la vejiga para que pueda evacuar la orina. Aún no se define cuándo se realizaría el procedimiento.