En diciembre del 2014, un joven falleció en Quito tras haber sido víctima de la escopolamina. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Los anuncios se difunden por Internet. Sustancias que son utilizadas por bandas delictivas para adormecer a las personas y cometer delitos se promocionan libremente. “Vendo escopolamina o burundanga por libras…”, dice uno de los mensajes a través de la red.
En otros sitios web se ofertan químicos que actúan igual que la escopolamina y hace que las víctimas pierdan el sentido del tiempo y del espacio o las duermen . “Quieres a la mujer de tus sueños (…) te tengo la solución, tengo varios productos”, se indicaba en otro anuncio en el que se ofertaban químicos.
Los investigadores han determinado que estas son otras sustancias que los grupos delictivos usan para atacar a víctimas. Uno de ellos es un tranquilizante que se mezcla con las bebidas y los investigadores ya han detectado que ha sido empleado en abusos sexuales.
En otros hechos delictivos se han detectado drogas administradas para el tratamiento de trastornos del sueño. Tras ingerirlo, la víctima entra en un sueño profundo por más de siete horas, pierde reflejos y finalmente despierta con amnesia.
Uno de los anuncios en los cuales se comercializa escopolamina corresponde al 3 de marzo de este año y hay personas que preguntan por el producto: “¿Cómo nos contactamos?”. Otros dicen: “Estimados, ¿todavía tienen en venta? ¿Cuánto cuesta?”, “¿Es segura y discreta la compra?”, “Me interesa”.
Los ofertantes por Internet dicen que en 24 horas se hacen las entregas de esos productos.
También hay casos de personas interesadas que publican sus números telefónicos y correos electrónicos para contactarse con quienes ofrecen esos químicos. Algunas personas incluso piden precios para negociar la compra.
Otros químicos
Pero las bandas de ‘Dulces Sueños’ utilizan más productos ilegales para delinquir. Allí está un estimulante que disminuye el cansancio e incrementa el estado de alerta tras ser ingerido.
Pero, al ser tratado químicamente, esta puede actuar como un sedante. A Alberto lo adormecieron con esta droga y le robaron. Eran las 22:00 de un viernes cuando salió con un amigo hacia la zona de los bares, en La Mariscal (centro-norte de Quito). En ese momento, su compañero entró al baño del local y un desconocido le entregó una hoja volante con publicidad.
Luego de este incidente, no recuerdo lo que le pasó en ese instante. “Me contaron que me llevaron a un cajero automático y me sacaron el dinero que llevaba en la cuenta, los USD 30 que tenía en la billetera, una chompa nueva y un teléfono celular que me costó 700”.
En otros casos, los agentes además han visto cómo los sospechosos recurrieron al insecticida para sedar a quienes lo consumen mezclado con bebidas alcohólicas. Cuando alguien lo ingiere puede morir horas después si no es tratado a tiempo en una casa de salud.
Esta sustancia fue utilizada en la muerte de un hombre que falleció en Guayaquil a finales de diciembre del año pasado.
En los exámenes realizados en el hígado de la víctima se determinó que había fallecido por los componentes del químico.
Pese a que existen nuevas sustancias, según los uniformados, la escopolamina aún es la más utilizada para los robos y sus consecuencias pueden ser fatales. De hecho, un joven falleció a mediados de diciembre del año pasado tras ingerirla.
La víctima tenía entre 25 y 30 años y estaba con tres amigos en la zona de los bares de La Mariscal cuando ocurrió el hecho. Ellos recuerdan que dos mujeres se acercaron y les ofrecieron un trago. Luego de eso no recuerdan lo que pasó. Otro joven también fue víctima en otro día, pero no falleció.
Este caso se reportó en el norte de Quito. Según datos del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC), los asaltos perpetrados por bandas de ‘Dulces Sueños’ aumentaron en la capital. De 237 denuncias registradas en el 2013 pasó a 447 el año pasado (ver cuadro adjunto).
En la Administración Zonal Norte de la capital se reportan la mayor cantidad de denuncias por robos con drogas: 342 casos en el 2013 y 2014.
Elisa Jara es catedrática de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Católica de Quito. Advierte que hay otras sustancias que funcionan igual que la escopolamina para cometer delitos. Dice que son utilizadas con frecuencia en los países norteamericanos. Sin embargo, en el país su oferta por Internet se vuelve usual.