Douglas Segura perdió a su hijo y sobrino en masacre

Familiares a la espera de identificar los cuerpos de los fallecidos en los enfrentamientos en la cárcel. Foto: EL COMERCIO
Uno a uno los familiares de las personas detenidas en la Penitenciaría del Litoral ingresaban a una Garita en la policía judicial ubicada al oeste de Guayaquil allí los policías le hacían revisar una lista en la que constaban los nombres de las personas asesinadas y heridas durante los enfrentamientos registrados la noche del viernes 12 y la madrugada del sábado 13 de noviembre en este centro de detención.
Al salir del lugar, la expresión de su rostro anunciaba si su familiar estaba vivo o había fallecido. María ingresó con esperanza de que su hijo Enrique no esté en la lista, sin embargo su pálpito de madre la traicionó. Enrique era uno de los 68 asesinados en la Penitenciaría.
Entre gritos, María se preguntaba porqué le pasó a su hijo "si él era un chico bueno". Sus familiares trataban de consolarla y el abrazo eterno entre la familia fue interrumpido por los policías que le pidieron de una forma comedida que ingrese al departamento médico legal para identificar los restos de su hijo.
José tuvo mejor suerte, él cruzó toda la ciudad en su moto al ver una lista que circulaba por redes sociales. En el lugar se encontró con su hermano, se abrazaron y lloraron.

Cuando revisó la lista, el nombre de su hijo no estaba y los policías le dijeron que no había nada más que hacer.
Por las dudas, va a esperar un nuevo reporte ofrecido para más tarde.
Douglas Segura, que se gana la vida como guardia, buscaba recuperar los cadáveres de su hijo y su sobrino
"tenía 24 años, por un teléfono estaba preso, un error" señala y dice que ocupaba una celda en el pabellón 2.
"Mi hijo podía ser ladrón, pero no era mala gente", y dice que aunque no pertenecía a ninguna de las bandas que se disputan el control de la cárcel, tenía en su cuerpo los tatuajes distintivos de estas agrupaciones.