Personal de la Agencia Metropolitana de Control (AMC) y de la Policía Nacional realizan operativos en distintos puntos de Quito para retirar a los limpiaparabrisas.
La finalidad de los operativos es atender las denuncias constantes de la ciudadanía respecto estas personas. “Se ha tornado en una situación de inseguridad y genera desorden”, expresa Jaime Villacreses, supervisor de la AMC.
Las quejas de los quiteños han permitido identificar los lugares de Quito en donde se registra la presencia de personas que se dedican a la actividad de limpiar los parabrisas de los carros.
Los sitios recurrentes son la Plaza Argentina (norte), centro comercial Quicentro Sur y las avenidas 10 de Agosto, Naciones Unidas, los Shyris, Mariscal Sucre.
Los controles se realizarán a diario desde las 07:00 hasta las 20:00. “La multa para las personas que hacen mal uso del espacio público e impiden el disfrute del resto de la gente al mismo es de USD 100″, aclara Villacreses.
En ocasiones, el procedimiento sancionador a los limpiaparabrisas resulta complicado, puesto que algunos de ellos no cuentan con documentación o un lugar fijo en dónde residir, lo que imposibilita que sean notificados y que, a su vez, puedan acceder a su derecho de defensa.
Los puntos de vista en torno al trabajo de los limpiaparabrisas son diversos. Así como hay ciudadanos que se quejan de la situación porque consideran que algunos trabajadores son “irrespetuosos” o “violentos” cuando se rechaza su labor, hay otros que defienden su actividad.
“No estoy de acuerdo con que les retiren de las calles. En estos tiempos todos necesitamos lo económico“, dice Lucía Guamán. “Me da pena porque muchos de ellos están con bebés”, añade.
José Eduardo, de nacionalidad colombiana, se encuentra en el Ecuador desde hace cuatro años. En un principio el hombre contaba con un trabajo estable, pero comenta que con la llegada de la pandemia fue despedido y su situación se complicó.
Desde ese entonces, él no ha conseguido trabajo. “Actualmente, limpio parabrisas porque no tengo empleo”, menciona José. El hombre de 29 años señala que los agentes metropolitanos le quitaron parte de su equipo de limpieza en un operativo de la semana pasada, por lo que ahora utiliza un trapo y agua para continuar con su labor.
A pesar de los controles que realiza la AMC, José dice que “volvería a trabajar, porque necesita dinero”. Él vive solo en el país, en condición de refugiado; sin embargo, su familia se encuentra en Colombia.