Lenín Moreno se estrena como columnista en un Diario de Estados Unidos

El pasado 18 de noviembre el secretario general de la OEA, Luis Almagro, informó en sus redes sociales que Lenín Moreno se desempeñará como comisionado del organismo para Asuntos de Discapacidad. Foto: Archivo / EL COMERCIO
El expresidente ecuatoriano Lenín Moreno se estrenó como columnista en el Diario Las Américas, rotativo en español en Miami, Estados Unidos. Lo hizo el 20 de junio del 2021 con un texto titulado ‘De cómo Ecuador evitó ser Venezuela’.
El exjefe de Estado, en el periodo 2017-2021, anunció en su cuenta en Twitter que colaborará con artículos de opinión en ese medio escrito que tiene versión digital y escrita.
En su lectura, Moreno hace un repaso a lo que fue la reciente elección presidencial que dio el triunfo a Guillermo Lasso sobre el candidato del correísmo, Andrés Arauz. También recuerda lo que significó su rompimiento con el expresidente Rafael Correa.
Moreno dice que, contra toda predicción, en los comicios recientes Lasso ganó con un amplio margen -de más de 400 000 votos- sobre el postulante del “llamado Socialismo del siglo XXI”.
¡Una buena semana para todos!
— Lenín Moreno (@Lenin) June 21, 2021
Colaboraré con artículos de opinión para el Diario @DLasAmericas, primer periódico en español fundado en Florida, EE.UU.
Les comparto para su lectura, el primer artículo publicado.https://t.co/OViNJg5ODH
“Se me atribuye, lo que no es verdad, haber sido quien posibilitó este triunfo. Una visión demasiado generosa. Sinceramente, hubo varios factores que intervinieron”.
Sobre su relación con Correa, explica que hay varios errores cometidos en su mandato: el autoritarismo; la desinstitucionalización; la falta de independencia de funciones; la persecución a los opositores políticos; muertes nunca aclaradas; el querer perennizarse en el poder; la ninguna libertad de expresión; el hostigamiento a comunicadores, periodistas y analistas políticos; el alejamiento de los mercados naturales del país (como Estados Unidos, por ejemplo).
Moreno recuerda que durante su juventud fue un militante de la izquierda ecuatoriana al igual que muchos de su generación. Pero aclara que la invasión de Afganistán y la caída del muro de Berlín, los llevó al desencanto por esa ideología que ofrecía resolver todos los problemas del mundo y que, por el contrario, produjo hambre, irrespeto a los derechos humanos, ejecuciones, falta de libertad y ausencia de principios democráticos.
“Acompañé a una inmensa cantidad de mis compatriotas en la primera campaña presidencial de Rafael Correa. Lo veíamos valiente, pero, sobre todo, decidido a conducir de manera democrática las transformaciones sociales a las que aspirábamos en nuestra juventud. Por decisión del movimiento, fui parte de su papeleta como candidato a la vicepresidencia”.
Detalla que en un inicio se iban cumpliendo todas las expectativas. Como vicepresidente y por su condición de discapacidad física, precisa- solicitó se le delegara un programa por la defensa de los derechos de las personas con discapacidad, que luego fue reconocido dentro y fuera del país y que le generó una amplia simpatía de los ecuatorianos.
Añade que el cambio en el modelo de Gobierno vino en el último período presidencial de Correa. Para ese momento, dice que se había negado a la posibilidad de ser nuevamente candidato a la Vicepresidencia.
“No estoy de acuerdo con las reelecciones sucesivas. Pienso que son lesivas a la democracia y una falta de cortesía (por decir lo menos) hacia los integrantes de los movimientos políticos, pues impide la presencia de nuevos líderes, con ideas frescas para la gestión de dirigir un gobierno”.
Agrega que, tras aprobarse la reelección indefinida y una creciente impopularidad, Correa lo buscó en Ginebra para plantearle la candidatura presidencial.
Tras ganar los comicios, recuerda, tenía claridad sobre lo que se debía hacer: reconciliar a un país polarizado en todos los niveles y ámbitos, reinstitucionalizar y respetar la autonomía de las funciones del Estado y dialogar con todos los espacios políticos y sociales.
“La respuesta del expresidente no se hizo esperar: me tachó de traidor y, con un lenguaje de alcantarilla, empezó a cuestionar las decisiones de mi gobierno y ordenar a los compañeros que ocupaban cargos de dirección que renunciasen como, en efecto, muchos lo hicieron”.
Finalmente, dice que la peor parte vino cuando evidenció la difícil situación económica del país. “Él decía que dejaba la “mesa servida” pero encontré las finanzas públicas quebradas, una deuda externa casi impagable (cara y de corto plazo), centenares de obras inconclusas (además de defectuosas y con actos de corrupción) y miles de millones de dólares de deuda a proveedores”.