En las afueras del hospital Enrique Garcés, personas con síntomas de covid-19 esperan ser atendidas desde tempranas horas de la mañana. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO.
Byron M. se sentó sobre la acera junto a la puerta de la sala de emergencias respiratorias del Hospital Enrique Garcés, ubicado en el sur de Quito. Tiritaba y llevaba puesta encima una cobija verde para protegerse del frío y lo abrazaba su esposa, Katy O. Antes de las 07:00 de hoy, martes 14 de julio del 2020, la pareja arribó a ese lugar para buscar atención médica.
“Madrugamos para tomar un turno lo más pronto posible”, contó la mujer. Recordó que su marido, de 44 años, comenzó con los síntomas hace pocos días luego de trabajar en una construcción en el sur de la ciudad. La mañana de hoy, a él le costaba respirar y le faltaban fuerzas para caminar.
Ella y otros familiares viven en Guamaní (sur). Primero buscaron ayuda en un centro de salud, pero no lo atendieron. Por eso tomaron un taxi y lo trasladaron a una casa asistencial más grande.
Desde antes de las 07:00, decenas de personas con síntomas de coronavirus hicieron fila en las afueras de ese hospital. Todas usaban mascarillas y se vestían con ropa abrigada. Les acompañaban otros familiares o amigos.
“Estamos desde antes de las 07:00”, indicó Silvia C., pariente de Byron M. Con impaciencia, ella esperaba que la sala de emergencias respiratorias comience a recibir pacientes a las 08:30 y que lo ingresen lo más pronto posible. “Estamos muy preocupados, por esta situación. Esperamos que el resto de la familia no haya contraído covid-19”.
Roberto C. acudió junto a su esposa. “Ella tenía problemas de respiración (…) Antes de venir, ella se hizo una tomografía y es muy probable que se haya enfermado de coronavirus”. Aseguró que a su mujer le atendieron pronto porque su estado de salud es delicado.
Según datos del Municipio del Distrito Metropolitano, hasta el 13 de julio se reportaron 9 677 casos de covid-19 en la capital y 532 fallecidos. Las parroquias urbanas más afectadas son Chillogallo, Guamaní y Belisario Quevedo con 862, 728 y 573 respectivamente.
Serafín R. llegó a las 07:00 desde el valle de Los Chillos. Se encontraba solo y ningún pariente lo acompañó. Le dolía la cabeza y cuando tosía expulsaba flema que le provocaba malestar en los pulmones. El viernes se hizo los controles y le recetaron paracetamol, pero su salud ha empeorado. “No me curo”, dijo mientras tosía en la fila.
Rezaba para pedirle a Dios que lo ayude. “Espero no tener esa terrible enfermedad. Mi esposa se encuentra bien en casa”.
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