Arrancar una sonrisa a sus vecinos para que olvidaran los sinsabores de la guerra era el propósito inicial del artista sirio Muafak Majul, que sin proponérselo ha entrado en el libro Guinness de los récords con un mural de dimensiones mastodónticas.
Con 720 metros cuadrados, la obra, que adorna la pared exterior del recinto de la escuela Basem Hamsho en Damasco, se ha convertido en el mayor mural del mundo elaborado con materiales reciclados.
Sin embargo, lejos de la mente de Majul estaba batir cualquier marca cuando concibió este proyecto allá por agosto de 2013.
“Queríamos hacer sonreír a la gente, especialmente a los niños, y que por un momento dejaran de lado las dificultades del día a día y los problemas cotidianos”, explicó a Efe este pintor, de 56 años, en una conversación telefónica.
Tazas, latas, tenedores, trozos de azulejos y muchas cosas más que hallaron en sus casas fueron empleadas para construir esta obra, aunque los artistas también contaron con la colaboración de vecinos, familiares e incluso de los alumnos del colegio.
“A los niños les encantó cuando lo vieron por primera vez y les sorprendió -dice orgulloso el artista-. En general, hemos recibido una respuesta muy positiva de la gente”.
El pasado 26 de marzo llegó la sorpresa, cuando la organización Guinness World Records anunció que el mural era el más grande del mundo hecho con materiales reciclados.
Tras esta obra, que ha contado con el respaldo de las autoridades sirias, Majul, que ha desarrollado su carrera profesional siempre dentro del país, tiene muchos proyectos en mente, aunque prefiere no revelarlos para “sorprender”.
Entretanto, el mural de la escuela Basem Hamsho pone color al paso de los viandantes y arranca alguna que otra sonrisa, pese a las penalidades que vive Siria desde el inicio de un conflicto, hace tres años, que ha causado más de 150 000 muertos.