Es una comunidad. Niños, jóvenes, padres, abuelos y mascotas han hecho del centro comercial El Recreo el punto de encuentro más popular del sur de la capital. Más que un cúmulo de locales comerciales es un espacio del que se han apropiado los habitantes y sirve para que diferentes grupos se reúnan; los más niños a jugar, los jóvenes a conversar y comer, y los adultos a pasear. Incluso hay personas de la tercera edad que se reúnen a tejer.
Recreo significa diversión o descanso durante el tiempo libre, y es justamente el concepto del lugar.
El domingo 5 de junio, chicos de entre 15 y 18 años estaban reunidos en la plaza de cristal. A vista de todos, practicaban pases de baile. Juan Carlos Ríos, de 17 años, contó que forman parte del grupo de breake dance Los Disjeis Sur, y que se reúnen una vez por semana para definir algunos pasos.
Una de las particularidades de este espacio es su ubicación: junto a la Estación Sur del Trole, lo que hace que movilizarse hasta este sitio sea fácil. Por si eso fuera poco, en esa estación funcionará una de las paradas principales del Metro.
A partir de las 13:00. Arriban los chicos con uniformes de los colegios Montúfar, Amazonas, Pío 12, Sucre, a chupar helados, o a pasear. Un sábado, este lugar recibe más de 90 000 personas, 27 millones de personas al año, la mayoría de los 40 barrios cercanos. En la administración Eloy Alfaro, a la que pertenece, viven unas 450 000.
El espacio disponible
Está construido sobre 17 ha. de lo que algún día fue la Hacienda El Recreo. Marianela Berrazueta, administradora de la Ciudad Comercial, cuenta que tiene 250 000 m2 de construcción y que se ha desarrollado según las necesidades de la comunidad. Desde hace cinco años es pet friendly, las personas pueden llegar con sus mascotas, que son parte de su familia.
Hay reglas que cumplir: la mascota debe ir acompañada de su dueño, si es grande, debe llevar un bozal. Martina Arias, de 13 años, y su hermana Tífany, lo saben. Llevan a Pupis, su perrita, a pasear al menos dos veces por semana. Les gusta porque hay lugares donde ella puede beber agua.
En el interior, miles de personas caminan despreocupadas, chupando helados, mirando las vitrinas, riendo. En este espacio cerrado, las personas se sienten menos vulnerables que en las calles. Alfonso Játiva, de 46 años, cuenta que desde que el lugar se inauguró, se volvió un punto de encuentro para él y su familia. Recuerda que antes, si quería ir de compras o pasear debía viajar hasta el CCI, un viaje en bus de una hora. En el sur no existía ningún otro espacio comercial de esa magnitud. Por eso cuando se abrió, en diciembre de 1995, se volvió tan popular.
Las zonas con más visitantes son los dos patios de comida que tienen 28 locales. Cada patio tiene 1 000 asientos. Allí, Ana Cris, de 14 años, se encuentra con sus tres amigas del barrio La Pangua una vez por semana. Dice que es el único lugar al que sus padres le dejan ir sin reparos por la seguridad.
El lugar cuenta con 25 puestos de seguridad y hay decenas de cámaras que son monitoreadas las 24 horas en todos los corredores.
Las zonas infantiles están llenas de color. Hay áreas donde abundan saltarines, toboganes y columpios. Los más jóvenes prefieren tomarse los alrededores de Mr Joy, Happy Time, Jump Spot. En vacaciones se realizan talleres y cursos. Los miembros de colectivos y grupos saben que el lugar es ideal para juntarse. Incluso dejan encargando las grabadoras o parlantes en la administración del lugar. David Cárdenas, de 17 años dice que la plaza frontal es punto de encuentro de sus amigos.