Al verlas sobre un escenario, ellas son llamadas ‘artistas‘. Y en esa misma palabra muchas veces se esconde su género. Pero sus inquietudes, sea en danza o teatro, sí tienen miramientos con respecto a su condición femenina.
Al representar un papel o al mover su cuerpo sobre el entablado, ellas son una madre, una esposa, un macho o una mujer abusada sexualmente.
Cristina Rodas, Susana Nicolalde y Susana Reyes llevan varias décadas en el mundo escénico. Tiempo en el cual han forjado diferentes maneras de concebir a la mujer en su rol artístico. A pesar de que el tiempo y las circunstancias las han situado en distintas situaciones (Rodas está al frente de los espacios de El Teatro; Nicolalde dirige al colectivo Mandrágora; Reyes promueve a la Casa de la Danza), todas coinciden en una cosa: la mujer en el Ecuador es una gestora cultural. De ahí en adelante, las opiniones encuentran más puntos en común.
Los aportes
“Somos muchas y todas trabajamos productoras, actrices, iluministas, bailarinas…”. A breves rasgos, así resume Rodas la labor que ellas desempeñan como artistas. Algo que ella mismo ha podido experimentar desde las instalaciones de El Teatro, donde ha formado parte de una obra (como en ‘Machos’), o ha trabajado como directora (recuérdese la pieza ‘Burundanga’).
Pero ese transitar por las distintas esferas del arte tiene su razón de ser: visibilizarse.
Si desde el 2004 gestiona el encuentro Mujeres en Escena, a celebrarse en este año del 1 al 12 de octubre, para Nicolalde esto no es más que una oportunidad para que la mujer sea reconocida en ámbitos que sobrepasan a la actuación. “Nosotras también dirigimos, también creamos”. Más de 500 artistas femeninas han sido parte de esta cita ecuatoriana.
Como resultado de aquella búsqueda de una voz propia está, además del Mujeres en Escena, el Festival Internacional Mujeres en la Danza, celebrado desde 2003 en la Casa de la Danza. Este sábado 8 de marzo se abre una nueva edición en la que nueve coreógrafas y bailarinas estarán congregadas en las instalaciones de Reyes (Junín y Javier Gutiérrez) con el fin de dar a conocer a la danza como método curativo.
Los grandes retos
Representar nuevos personajes, explorar por temáticas vanguardistas. Las tres coinciden en que la mujer ha tenido que batallar en contra del anquilosamiento artístico. Para ello, la creación de nuevos espacios ha sido decisivo en su labor. “Esta es la manera en que dejamos un legado”, comenta Reyes. Nicolalde, en la sala de Mandrágora, recuerda que en ese mismo espacio se han ensayado piezas cuyo culmen ha sido su representación en escenarios del Ecuador y el extranjero. A ellas se une Rodas, quien en una forma de perpetuar la memoria de los artistas que pasan por los escenarios de El Teatro, ha dispuesto en las paredes placas de docenas de actores, actrices o directores que la han acompañado en el quehacer teatral.
De todo lo vivido, un desafío en especial es el que las mantiene sobre el entablado: ampliar la comprensión de lo femenino. Para ellas es decisivo que en los escenarios se representen las distintas facetas de su vida.
No se olvide
El Festival Mujeres en la Danza se inicia el sábado 8 de marzo. Dos funciones (18:30 y 20:30) abren el encuentro.
Habrá 12 talleres hasta el 22 de marzo.