El paro se tomó algunas vías del Guayas este 22 de junio y caló en la economía de quienes se sirven de esos caminos. Hasta el mediodía de este martes 21 de junio eran al menos siete tramos los que estaban bloqueados en esta provincia, en El Triunfo, Guayaquil, Bucay, Nobol, Naranjito y Santa Lucía, de acuerdo a un informe situacional que elaboró la Comisión de Tránsito del Ecuador.
EL COMERCIO llegó al kilómetro 68 de Santa Lucía, un punto por el que atraviesan cooperativas de transporte que conectan con la provincia de Los Ríos y sectores de la Sierra ecuatoriana, como Santo Domingo, y por el que también transitan cientos de camiones, volquetes y tráileres que, pasado el mediodía de ayer, se mantenían estacionados en largas filas, por sendas manifestaciones en las que se quemaron llantas, ramas, troncos, y se gritaron consignas contra el Gobierno.
Un tiempo para jugar
Comerciantes aprovecharon el parón para expender desde humitas hasta granizado. Salían de los recintos aledaños y de la localidad que organizó uno de los plantones, el recinto Barbasco. Algunos conductores, resignados, aprovecharon la para para dar rienda suelta a la nostalgia. Y se pusieron a jugar a la raya, aquel juego de antaño que consiste en dibujar una raja en el suelo y, desde un punto cercano, lanzar una moneda. Gana el que llegue más cerca de “la raya”.
“Como no hay nada que hacer, nos pusimos a jugar para divertirnos un rato. De todas maneras no nos queda más que esperar”, dijo César Jurado. Su compañero de partida, Leonel Loor, quien estaba por movilizar caña de Guayaquil a Santo Domingo, también decidió esperar. Ambos conducen camiones. Ambos perdieron $ 200 en esta jornada, sin contar lo tirado en la raya y lo que luego apostaron en un cuarentazo.
Un impacto para todos
Paro es manifestación, reclamo, pero también es recesión, estancamiento, pérdida. El disco 50 de la cooperativa Sucre, que cumple la ruta Santo Domingo, Quevedo, Manta, Guayaquil, se disponía este día a recuperar dos días sin transitar, pero quedó en medio de la carretera, con 44 pasajeros a bordo. Cada uno pagó USD 8 por viajar seis horas. Por eso Maricela Acuña, que viajaba con su hija, a su casa, en Santo Domingo (desde Guayaquil), decidió no bajarse, y esperar hasta que abran la vía dentro del bus, mientras veía una película. Bajarse no era una opción, no tenía más dinero.
Héctor García, propietario de esa unidad, cuenta que esta semana ha sido “fatal”. “No hemos podido trabajar por el paro. Me pongo en el lugar de los pasajeros, es incómodo, buscamos formas, pero nos encontramos con este paro. Solo en gastos diarios son USD 200, debes pagar al chofer y al oficial sus sueldos. Es insostenible”, describe.
El impacto económico se extiende a todo tipo de conductores. Arnold Zambrano es operador de una retroexcavadora. Llegó a este lugar a las 08:00. Ya lleva cuatro horas en la zona. Se movía de Daule a Palestina, que están a hora y cuarto de distancia. Y cada hora de alquiler de la máquina cuesta USD 30. Es decir, a este momento, ya había perdido casi USD 100.
Héctor Jácome entiende bien lo que es perder dinero. Cada tráiler trasladado de Santo Domingo a Quevedo (hacía tres a la semana antes del paro), le representan USD 60 por conducir el automotor. Su semana de comida, lamenta.
Los Ríos, El Oro, Santa Elena y Manabí también reportaron tramos de carretera bloqueados, de acuerdo a la Comisión de Tránsito del Ecuador.