Las danzas ancestrales fueron utilizadas como el mecanismo de liberación. Foto: María Isabel Valarezo / EL COMERCIO.
Alrededor de 60 artistas, entre danzantes y músicos, fueron parte de la obra ‘El día fuera del tiempo’ que se presentó el 25 de julio del 2015. Esta fecha no consta dentro del calendario Maya, que solo toma en cuenta 364 días del año. Es por eso que se destina este día como el momento ideal para sanar y liberar los sentimientos que estén afectando a cada individuo.
Las danzas ancestrales fueron utilizadas como el mecanismo de liberación. Con sus trajes y sus lanzas, los Yachacks provenientes de Salcedo salieron al escenario en el parque Cumandá para difundir las tradiciones que heredaron de sus antepasados.
Mientras tanto, en la mitad de la ceremonia se colocó Celso Fiallo, taita mayor, y Oscar Alvear, Waiku. Ambos iban explicando la importancia de cada personaje en la dinámica. También contaron vivencias personales que les han permitido encontrar la libertad y resaltaron la importancia de comprender que a pesar de que el país se construye de diferentes culturas, se debe promover el concepto de comunidad.
Los cantos estuvieron a cargo de Fiallo y la música combinó los instrumentos ancestrales con otros modernos como la guitarra eléctrica y la batería de músico ecuatoriano Igor Icaza, quien se encargó además de la producción del encuentro.
A pesar del frío de las noches de Quito, locales y extranjeros mostraron su interés en conocer más acerca del legado ancestral y acudían a un costado de la tarima para que los Yachaks eliminen las malas energías de sus cuerpos a través de las limpias.
Para Fiallo, promover este tipo de encuentros logra resaltar la importancia de las tradiciones de los pueblos ancestrales y la forma en la que lograban fusionar la sabiduría y la libertad. También se habló de la necesidad de defender a la naturaleza y evitar el consumismo.
Como parte de las actividades estuvo la difusión de la cultura galáctica a cargo de los integrantes de la tribu del jaguar que llegaron desde Colombia. Las personas podían acercarse gratuitamente a su mesa para saber cómo influye la fecha de su nacimiento en su presente.
El mensaje que se llevaron los asistentes fue el de aprovechar el día que está vacío en el calendario para justamente vaciar su interior, asumir los problemas y transformar sus sentimientos negativos en acciones positivas.