Joshua tiene 10 años de edad, pero seis de ellos ha tenido que afrontar discusiones, procesos judiciales por su tenencia y someterse a terapias psicológicas, todo derivado del divorcio de sus padres.
Samantha Andrade tiene la custodia del niño, obtenida en los tribunales. El último conflicto empezó el sábado 1 de octubre, cuando, como de costumbre, la tía paterna fue a recoger a Joshua en su casa en la zona urbana de Cuenca para llevarlo con José, su padre.
El menor debía regresar hasta las 20:00, pero no ocurrió. Entonces, Andrade llamó a la tía, sin respuesta. Alrededor de las 21:30 recibió un mensaje en el que se le indicaba que revisara la notificación presentada en el juzgado y que el niño regresaría el domingo a la casa.
La tarde del viernes 31 de octubre, José había ingresado un escrito al juzgado solicitando permiso para llevar a su hijo a una actividad de ‘scouts’. “No tuvieron respuesta del juzgado, pero se quedaron con mi hijo”, explica Andrade.
Relata que la noche del domingo, Joshua le llamó para comunicarle que había tomado la decisión de quedarse a vivir con su padre. “Le dije: ‘mi amor, las cosas no se hacen así y por eso existe el régimen de visita’. Pero con palabras grotescas y fuertes, que no son parte del vocabulario de mi hijo, me respondió que ni el mismo diablo le saca de esa casa”.
Más procesos judiciales
Samantha puso en consideración de la jueza el caso, por lo que asentó una nueva denuncia en la Fiscalía por el supuesto secuestro. Por ser un tema delicado y que involucra a un menor de edad, el juzgado solicitó que intervenga la instancia de Trabajo Social.
Agentes de la Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen) llegaron a la casa de la abuela paterna, donde se cree que está el menor. Nadie salió y los policías no tenían una orden judicial para ingresar por la fuerza.
El pasado 7 de octubre, la jueza Paola Beltrán prohibió la salida del país del padre. También actualizó la boleta de auxilio para la madre en caso de intimidación y persecución de su expareja.
Pero en este caso hay otro tema. La escuela donde Joshua cursa el sexto de básica notificó, mediante escrito, que este no estaba asistiendo a clases. De allí que intervino la Junta Cantonal de Derechos y, como medida de protección, solicitó a las autoridades escolares que remitan las tareas para que el niño las realice en casa y que no se afecte su derecho a la educación. Eso se está cumpliendo.
Andrade cuenta que los dos hermanos de Joshua, que estudian en el mismo plantel, lo buscan todos los días en su aula, con la esperanza de encontrarlo. “Ellos sufren por la ausencia de su hermano”.
No es la primera vez
Una retención similar ocurrió hace dos años, cuando José escondió y retuvo a Joshua durante un año. El caso entró a la Unidad Judicial Penal y, tras audiencias y presentación de pruebas, Samantha Andrade ganó la custodia.
En el fallo judicial se otorgó un régimen de visitas para el padre los lunes, martes y sábados. “Nunca he vulnerado ese derecho.
Sin embargo, se lo volvió a llevar a la fuerza y es como empezar otra vez de cero en un proceso judicial”.
Según Fabián León, secretario ejecutivo del Consejo de Protección de Derechos de Cuenca, son recurrentes las demandas por retención de menores o padres en contra de madres por supuesta negligencia en el cuidado, cuando existe una disputa de custodia.
“Hay abuso de esta figura y estas demandas afectan en la parte emocional a los menores”, explica el especialista.
En la actualidad, José está buscando la custodia de su hijo y ese proceso también está en trámite.
El último mensaje registrado en el celular que Joshua dejó en la casa donde habitaba con su madre es como un llamado de auxilio: “Ojalá algún día esto se acabe”, decía. Mientras tanto, Andrade pide a los administradores de justicia que aceleren los procesos y que actúen en derecho.
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