El diagnóstico no es nuevo. Las unidades del Ministerio de Salud Pública (MSP) no logran llegar a niveles óptimos de abastecimiento de medicamentos e insumos. Este es un problema que se refleja en las continuas quejas de los pacientes que no pueden completar sus tratamientos por el déficit de fármacos y dispositivos.
Según datos del Sistema de Abastecimiento de Medicamentos y Dispositivos Médicos del MSP, el promedio nacional es del 77% para fármacos y 78% para insumos. Lo ideal sería pasar del 90%.
Al comenzar el 2023, el Gobierno ha centrado su atención en aliviar el déficit, aunque con recetas que son repetitivas. El presidente Guillermo Lasso trazó una ruta para hacer visitas sorpresivas para identificar, personalmente, las falencias del sistema.
Es una estrategia que el vicepresidente Alfredo Borrero realizó el año pasado, sin resultados claros. Por eso expertos en Salud Pública y Farmacología, así como los grupos de pacientes con enfermedades catastróficas -los más afectados por la falta de medicinas-, sugieren cambios inmediatos.
Uno de los planteamientos es fortalecer la atención primaria para liberar la presión sobre los hospitales. También está el invertir en medicina preventiva. Asimismo, proponen crear un fondo fijo para la compra de fármacos de alto costo y terminar de poner definitivamente en marcha la historia clínica universal para llevar un mejor inventario.
La receta contra el desabastecimiento se conoce, pero no se aplica
El Gobierno de Guillermo Lasso declaró el 2023 como el Año de la Salud. El día del anuncio, el 3 de enero, el ministro de Salud, José Ruales, reconoció que no existe un sistema que permita monitorear los inventarios. Por eso los porcentajes de abastecimiento de medicamentos que presentan no serían del todo precisos.
Enrique Terán, docente especializado en Farmacología de la Universidad San Francisco, asegura que las soluciones se conocen, pero no se aplican. Es la historia clínica universal, que permitirá conocer el número real de pacientes, cuánta medicación se requiere y los porcentajes de disponibilidad.
“Hay que insistir a las autoridades en que se necesita informatizar la red de salud pública”, pide el especialista. El MSP ha hecho al menos siete intentos en los últimos 15 años, sin resultados.
Para resolver los problemas de abastecimiento de medicamentos, el MSP programa inversiones por USD 190 millones en la compra de fármacos. Igualmente desembolsará USD 150 millones para dispositivos médicos.
Para hacerlo plantean cuatro vías: por catálogo electrónico, compras internacionales, regulares y mantener la externalización de las farmacias. Todas son fórmulas ya conocidas, que hasta el cierre del 2022 no lograron sanar el desabastecimiento.
Enrique Terán analiza estos mecanismos. Las compras internacionales, según indica, son sumamente complicadas y no serían una solución rápida. Mientras que el catálogo electrónico del Servicio de Contratación Pública (Sercop) apenas abarca un 53% del Cuadro Nacional de Medicamentos Básicos.
El especialista sugiere aplicar estrategias más realistas, aunque con algunos ajustes. Es común escuchar que las convocatorias del MSP o del IESS son declaradas desiertas porque los proveedores no están de acuerdo con los precios referenciales. Entonces los procesos se caen, se dilatan y la espera de los pacientes se extiende.
“El Estado es el rector del sistema en salud y debe obligar a las farmacéuticas que están en el país que lo abastezcan -dice Terán-. Si no quieren hacerlo, bajo las reglas del juego, debe prohibirles la comercialización en el segmento privado. No puede ser que se vuelva a un estado perverso, en el que solo quien pueda pagar más tenga acceso a esos medicamentos”.
Un giro al modelo: reforzar la atención en centros de salud
Un cambio en la lógica de la prestación de servicios de salud es lo que recomienda Fernando Sacoto. El director de la maestría de Salud Pública de la Universidad Internacional del Ecuador pide fortalecer la atención primaria -los centros de salud-. Esto serviría para aliviar los problemas de los grandes hospitales.
Para aclarar la idea, Sacoto recuerda una anécdota que ha compartido en otros países de la región para impulsar esta propuesta de gestión. Él ha puesto como ejemplo la red de bancos que funcionan en los barrios, para realizar transacciones sencillas y descongestionar las grandes agencias.
“El mismo Presidente (Guillermo Lasso) podría recordar la validez de este planteamiento y trasladarlo a los servicios de salud, y entender que es mejor tener estos servicios primarios para que haya un mejor acceso”.
Por el contrario, en los últimos 15 años la inversión se ha enfocado en la infraestructura hospitalaria, minimizando la construcción de centros de salud. De hecho, Sacoto asegura que la cifra de estos establecimientos se ha reducido, pese a que la población ha crecido.
“En estos servicios se debe diagnosticar, prevenir y tratar oportunamente una diabetes o una hipertensión, no tiene que ser en un hospital. Hay que invertir la lógica: no es del hospital a los centros de salud, es de los centros al hospital”.
En cuanto a la adquisición de fármacos, el salubrista dice que es necesario diferenciar la lista de medicinas para enfermedades catastróficas de los tratamientos para patologías comunes. “Tiene que haber una política expresa de enfermedades catastróficas. Países como Uruguay tienen un fondo específico para ello”.
Un plan en marcha para ponerse al día en los fármacos
El ministro José Ruales ha explicado que desde hace cinco meses está en marcha un plan para calibrar el sistema de trazabilidad de los medicamentos. Se está aplicando en Guayas, Los Ríos, Bolívar y Santa Elena; la primera fase finalizará en marzo del 2023.
La idea es darles seguimiento a través de los códigos de barra. El rastreo permitirá saber si están en la bodega del distrito de salud, del hospital o del centro de salud. Ruales indica que incluso se podrá hacer una redistribución entre unidades médicas según el stock.
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