La vegetación fue determinante para la composición de la casa construida con hormigón, madera y acero. Fotos: Bicubik
Los colores y los materiales contrastan entre sí: la dureza del acero y del hormigón se combinan con la cálida madera y el verde natural de la vegetación exterior. Los árboles frutales, arbustos y flores rodean a esta vivienda de dos plantas.
Es la residencia Mezze 2, la segunda unidad de un conjunto de cuatro casas unifamiliares que fueron diseñadas simultáneamente, pero donde cada una de ellas responde a emplazamientos y requerimientos distintos.
Esta obra fue diseñada por la firma Najas Arquitectos, de Quito. La casa se levantó en un terreno de 1 200 m² y los principios de diseño se unificaron temáticamente en todo el conjunto habitacional.
Estos principios fueron claridad, integración y contraste, que es visible tanto en el interior como en el exterior.
La iluminación es clave en los espacios internos para mantener la claridad necesaria.
A pesar de que esta residencia promueve la privacidad desde afuera, por su ‘carácter’ introvertido de pocas ventanas, es al cruzar el umbral de ingreso que se descubre un espacio central en altura y media, que contiene el área social: la sala, el comedor y la cocina.
Estos sitios comparten un solo espacio acristalado que se abre al sur con el jardín, la zona BBQ y el porche. Aquello permite un alto nivel de iluminación natural con un adecuado control del ingreso del sol directo. Los expertos lograron además que todas sus ventanas se abran a los costados opuestos, para facilitar una ventilación cruzada y natural.
Con ello se mantiene la temperatura ideal tanto en la mañana como en la noche, a la vez que los espacios se conservan claros y luminosos.
Los pasamanos, junto a las gradas, funcionan como un librero longitudinal.
En Najas Arquitectos explican que los materiales que se utilizaron para la construcción de esta obra son el hormigón visto -que se presenta tal y como fue concebido en el proceso constructivo- y acero de color negro en las columnas, que al igual que el hormigón conserva su carácter original.
La estructura de la vivienda, de 480 m², no se oculta y se muestra clara para integrarse con la arquitectura. Se eligió la madera como revestimiento del interior y del exterior, la misma que conecta con calidez con los dos materiales en una paleta cromática que alcanzan un alto contraste.
El espacio social se conecta a través de un corredor acristalado en simple altura con un volumen en barra de dos pisos: contiene una planta baja para las actividades de recreación de la familia y el arranque de la escalera hacia la planta alta donde se encuentran los dormitorios que se orientan hacia el sol de la mañana y a las vistas del paisaje natural del sector.
La madera es parte del revestimiento exterior.
Volumétricamente, el cajón de gradas se independiza de la estructura principal que, recubierta de madera, envuelve el volumen de color negro de la planta alta, que parece suspenderse sobre la ventanería de la planta inferior.
Los arquitectos idearon las escaleras también como un librero longitudinal que se desplaza en cada escalón, logrando que el ambiente sea mucho más acogedor, a la vez que se optimiza el espacio y se da mayor utilidad.
Asimismo, todo el mobiliario y la decoración de la residencia Mezze fueron diseñados para cada dimensión de los espacios. Con esto se logra mantener consonancia con la materialidad general de la arquitectura.
Los colores mantienen una armonía y contraste. El gris del hormigón, el negro del acero y el café de la madera resaltan gracias a la iluminación artificial en el interior.
La vegetación del lugar se ha mantenido durante todo el proceso de construcción, siendo los árboles de aguacate existentes los protagonistas integrales de la composición general de esta obra.