La variedad de diseños y acabados para los muebles modulares es casi infinita. Otra de sus ventajas es que se los puede conseguir importados o hechos en el país; en ambos casos son de calidad.
Lo mejor es tener claro qué tipo de mueble se quiere, quién lo va a usar y cuál es el presupuesto con el que se cuenta.
Luis Antonio Balcázar Celi trabajó como carpintero toda su vida. Su pequeño taller se llamaba Durapuerta. “Se trabajaba con madera sólida pero la labor era más complicada y hasta peligrosa por la tarea y el terminado”.
Hace cinco años, su hijo Luis Javier se integró al trabajo y todo cambió. Formaron la empresa Lubal, carpintería modular y aplicaron la tecnología moderna para desarrollar una de sus especialidades: el manejo de la elaboración de muebles modulares.
La experiencia les ha enseñado que este tipo de mobiliario conocido también como muebles altos y bajos, se ubica generalmente en la cocina, aunque también hay puertas, clósets…
Los tableros regularmente tienen diferentes espesores y colores. Existen diversos tipos de módulos. Hay de MDF, Duraplac… lo que tienen de diferente es el terminado exterior. En Lubal hay termolaminados.
Las planchas de MDF, aglomerados, fórmica, melamínico… llegan al área de corte en donde tres escuadradoras se encargan de dar la forma a las nuevas puertas y muebles.
“Este proceso se realiza de acuerdo con la medida de lo que se necesita. Después de eso se presenta un diseño que si es aprobado se empieza a fabricar”, añade el especialista.
El siguiente paso es el armado de los módulos y en el caso de la cocina se colocan los herrajes. Hay un sinfín de elementos que hacen un cuerpo entero.
Los trabajos de tallado se desarrollan mediante una máquina controlada por computadora llamada ‘router’. Por su versatilidad, el ‘router’ facilita la producción en serie de todo tipo de molduras, biselados o tallados y el toque chévere al mobiliario.
El pegado es lo siguiente a hacer. En el proceso de curado se coloca el adhesivo en el que ya se unen las piezas cortadas.
Entre las técnicas que se utilizan para dar detalles a las planchas se destaca la del termolaminado. Este es un método que sirve para aplicar diversos recubrimientos decorativos (en tres dimensiones) en partes y piezas fabricadas en MDF.
La lámina, añade Luis hijo, se funde en el mueble a través de un método con presión al vacío. Para esto se utiliza una máquina en donde ingresa todo el mueble. Esto le da la resistencia.
Con este sistema se pueden forrar tableros que tienen diversos diseños y trabajos en su superficie, como biselados, cortados y tallados de toda naturaleza.
Es más, con esta técnica, se cubren de una vez los cantos y los bordes de los objetos, cosa que no se puede hacer con los contrachapados y los melamínicos. Esto es importante porque al no existir juntas, la impermeabilización del objeto es total.