La fachada está inspirada en las curvas de los pequeños moluscos. Fotos: José Luis Rosales / CONSTRUIR.
El Hambirik Wasi (Casa de Curación, en español) tiene la forma de un caracol. El inmueble, que consta de dos espacios circulares de una planta, resalta entre las viviendas de la comuna Avelino Dávila, en Otavalo (Imbabura).
María Josefina Lema, que ha dedicado la mayoría de sus 55 años a curar a los vecinos con medicina ancestral, es la autora intelectual de ese centro de salud, que ahora está finalizado en su primera etapa.
La yachak mama (mujer de sabiduría), como le conocen, está al frente de la Asociación Guardianes de Semilla y Medicina AncestralHambirik Pacha, que aglutina a 15 mujeres.
Uno de los sueños de Lema era levantar una infraestructura con diseño de caracol, similar al altar donde en la última década ha realizado los rituales kichwas de sanación.
Hay piedras y algunas vasijas, elaboradas con barro.
Según la cosmovisión indígena, la vida es cíclica y no en línea recta. Eso, precisamente, se representa en ese ícono. El constructor Jaime Lema se encargó de plasmar el sueño de ‘mama’ Josefina, como también le conocen sus allegados.
El lugar cuenta con una sala para realizar el diagnóstico y las ‘limpias’ a los pacientes.
También hay una habitación para personas que requieren descanso. Se complementa con otros espacios como la farmacia con productos naturales, una sala de espera y una especie de museo, donde sobresalen varias vasijas de barro. Todas esas áreas se conectan a través de un corredor.
Antes de empezar la obra se definió el área de construcción a partir de un eje central.
Según la tradición, en ese punto se hizo un ritual para enterrar una ofrenda de semillas y alimentos, como pago a la Pacha Mama (Madre Tierra) para que el proceso de construcción termina sin inconvenientes y se logre el objetivo.
La luz natural se filtra a través de un tragaluz.
Ese punto también sirvió de referencia para instalar un tragaluz en el techo. La idea es que los rayos del Taita Inti (Padre Sol) proporcione luz al lugar.
El CentroHambirik Wasi, que fue levantado con ladrillo y cemento, tiene un estilo rústico. Las paredes fueron enlucidas con la técnica del llunchi.
Jaime Lema explica que colocaron una mezcla de barro, paja de páramo y cemento para dar forma a los muros, utilizando solamente las manos.
Varios materiales que se emplearon en la obra fueron donados por familiares, colegas y pacientes. Las puertas interiores, elaboradas con caña guadúa, llegaron desde la vecina provincia de Esmeraldas.
El sitio abrió sus puertas al público en marzo de este año. Como parte de una antigua tradición, antes de que el inmueble sea habitado se hizo el wasi pichay, que en español significa limpieza de la casa.
Alrededor de la ventana se colocaron adornos, como mazorcas de maíz.
Con ese rito -que incluyó un barrido con chilca, ruda y eucalipto– se eliminaron las malas energías del lugar, de acuerdo con las creencias.
También se incineró palosanto para aprovechar su delicado aroma y se esparció agua con pétalos de rosas.
Finalmente, se arrojaron granos secos de maíz y habas, previamente tostados.
También caramelos para que la edificación se mantenga en buen estado, asegura María Josefina Lema. Por lo pronto, layachak mama aspira a construir la siguiente etapa de este proyecto. Esta contempla la edificación de áreas para la ceremonia del ayahuasca, que realiza cada tres meses; el baño del temascal y la pachamanka, para fechas especiales.