El edificio es producto de priorizar la funcionalidad y la seguridad por sobre los otros elementos -como la estética- que conforman el universo constructivo de un edificio.
Esta digresión viene a cuento con el cuestionamiento de ciertos profesionales al tratamiento espacial que se dio al nuevo edificio de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), ubicado en la calle Toledo, donde antes funcionaba el Colegio Americano.
¿Por qué el asunto? Porque las escaleras de emergencia tienen su salida a la fachada principal.
El Arq. Paúl Gachet Giacometti, diseñador del conjunto (porque el edificio solo es parte del campus politécnico integral) se defiende explicando que “si son importantes para que existan, por qué tienen que ocultarse”.
Es más, esta disposición de las escaleras permite una evacuación superrápida del edificio que, en las horas pico, estará atestado de estudiantes.
¿Cuántos edificios quiteños cumplen con la ordenanza de evacuación?, inquiere el Ing. Hugo Germán Yépez, jefe del Departamento de Fiscalización de Construcciones de la EPN.
“Entonces, el diseño de estas escaleras fue una manera de mostrar a la ciudadanía la importancia de las escaleras de emergencia y de evacuación”.
La seguridad se completa con una señalética adecuada, sistemas de control automáticos de flujo de personas, sistemas contraincendios y de detección de humo, entre otros equipamientos, explica el Ing. Raúl Narváez, encargado de las instalaciones eléctricas en el inmueble.
Y aún hay más. Todo este equipamiento se completa con los sistemas de voz y datos, que mantendrían informada a toda la gente sobre el desarrollo de la evacuación, explica el ingeniero Juan Carlos Proaño, encargado de este aspecto tecnológico.
Tecnología, ese es el otro vector que se privilegió en el edificio, en donde hoy funciona el Centro de Educación Continua y otras áreas comunales, como el aula magna, la sala de convenciones, 600 estacionamientos, el centro de control digital…
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El edificio tiene un trasformador de 200 KVA, que abastece a las dos bloques que lo conforman y un generador de emergencia con transferencia automática, para que siempre haya luz, explica el Ing. Juan Carlos Páez. Los niveles de luz son los adecuados, tanto para las aulas (500 gluts, medida de luminosidad) como para los corredores (300 gluts).
El proyecto dispone de lámparas fluorescentes de alta eficiencia y bajo consumo eléctrico, así como lámparas decorativas indirectas LEDS. Estas permiten un buen nivel de iluminación, así como confort en los diferentes ambientes, según Narváez.
“Tenemos sensores de movimiento en los parqueaderos para optimizar ese sistema. También hay sistemas de pararrayos, sistemas de tierra… Disponemos, además, de cinco ascensores en la primera etapa y cuatro en la segunda. Como las áreas sociales tienen gran flujo de personas y están en el quito piso, los ascensores son veloces y de gran capacidad: para 17 y 11 personas.
Está por demás afirmar que todo el edificio tiene acceso a Internet, fibra óptica y cableado estructurado de categoría 6A.
Además, posee unos 1000 puntos de red implementados, ex-plica Proaño.
El cableado con categoría 6A permite altas velocidades de hasta 10Gbps (gigabytes por segundo). Estas velocidades permiten integrar los diferentes servicios como voz, video, datos, seguridad, accesos, gestión, telefonía, red inalámbrica; los cuales se controlan desde un solo pun-to, ubicado en el quinto piso y al que se accede solo por tarjeta magnética.
LaEPN cuenta con un ancho de banda de Internet de 165 Mbps, uno de los más grandes de las universidades del país y que permite un estudio integral.
Datos técnicos
El proyecto tiene dos etapas. La primera tuvo un costo de USD 3 122 000 y el plazo previsto fue de 180 días, explica el ingeniero Ulises Posso. Se aprobó una ampliación de plazo de 60 días.
El contrato con el Consorcio Arroyo Gallo para la construcción de la segunda etapa es por USD 5 367 700 y una duración de 660 días.
La construcción de se inició en diciembre del 2009.