Este jueves 22 de junio del 2023 es un día extremo. La intensidad de la radiación solar en las provincias de Pichincha, Imbabura y El Oro alcanzará un índice de 12, calificado como “extremadamente alto”, en una escala que va del 1 al 11.
El Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) es la entidad encargada de lanzar estas advertencias, aunque para quienes viven con problemas de piel solo basta con ver el exterior: si el sol es intenso, prefieren no salir.
“Le recomiendo a todos que no se expongan al sol”, dice de manera insistente Janeth Briones. “Yo iba a la playa a quemarme; ahora el sol es más fuerte. Por favor, no se expongan”, repite la paciente de Solca en Guayaquil, donde mantiene un seguimiento en el área de Dermatología.
El Inamhi suele recomendar medidas extremas ante índices extremos: usar ropa que proteja brazos y piernas, portar gorra, gafas, incluso paraguas que funcione como parasol. Además, aplicarse protector solar para evitar enfermedades como el cáncer de piel.
‘No le presté atención hasta que mi cara se hinchó’
Janeth Briones pensó que esa ‘llaguita’ en su rostro pronto desaparecería. Pero no fue así. “Era como un granito, algo que parecía pasajero. Me picaba, pero no fui a un médico. Un año después se me hinchó el rostro y tuvieron que hacerme una biopsia”, recuerda.
Fue una época angustiante. Briones recuerda que desde la niñez abusó de la exposición al sol. Ahora su tez blanca guarda las manchas que ha acumulado por años. La más severa se extendió alrededor de su nariz.
El primer diagnóstico de esa lesión era cáncer de piel; luego de varios análisis, el pronóstico mejoró. “Se descartó el cáncer. Gracias a la operación no progresó y ahora la principal indicación de mis médicos es protegerme del sol”, dice la paciente de Solca.
‘Salgo encapuchada para cuidarme’
Isabel Mora León tiene 64 años y hace uno lidia con lesión en su rostro. El lunar, que apareció repentinamente, la ha obligado a mantener chequeos especializados en el hospital de la Sociedad de Lucha contra el Cáncer (Solca), en Guayaquil.
La maestra jubilada tiene una historia ligada al sol, por su trabajo en una zona rural de Guayas. Ahora evita salir en el día y cuida que su hija, también educadora, no salga de casa sin colocarse bloqueador solar. Esta es su historia:
“Cuando sale el sol, yo no salgo. Solo si hay alguna urgencia o para ir a mis citas médicas me arriesgo a salir, pero encapuchada: uso abrigo de mangas largas, mascarilla, sombrero, protector solar…
Por 40 años fui maestra en el recinto La Normita, en Santa Lucía (Guayas). En el campo el sol es más fuerte y por años caminé más de un kilómetro a diario para llegar a la escuela.
Siempre he estado bajo el sol, sin ningún tipo de precaución. Recuerdo que solo usaba protector solar cuando iba a la playa, pero no era parte de mi rutina diaria.
Hace tres años me jubilé y hace un año, aproximadamente, noté que un lunar empezó a crecer en mi nariz. Me picaba, pero no me dolía; pensé que era normal. No le presté atención hasta que fui a un dermatólogo y me dijo: es cáncer”.
‘No importa lo que digan; hay que cubrirse bien’
“Fue una experiencia dura. Busqué ayuda más especializada en Solca y me diagnosticaron un carcinoma el 4 de marzo de este año.
Aunque no era grande, fue necesaria una operación. Tenían que sacarme el lunar para que no se afectaran otros tejidos.
Ahora mi vida es diferente. Si salgo, aunque prefiero no salir, uso sombrero. La doctora también me recomendó usar protector solar.
Está pronosticado que dentro de unos cinco años el sol será más intenso. Por eso le pido a la gente que tenga más cuidado. El cáncer a la piel cada vez tendrá más impacto y hay que tomar medidas.
No importa lo que digan los demás; es necesario usar gorra o sombrero, protector solar y mangas largas. Mi hija, que también es maestra, no sale de casa sin aplicarse bloqueador. Es la enseñanza que nos ha dejado esta experiencia.
También hay que revisar los lunares, porque el cáncer no duele. El mío era peculiar, porque a veces se llenaba de granitos alrededor y, otras veces, se ponía rojo. Me estoy recuperando de la operación y la piel está cicatrizando bien. La biopsia salió bien, no ha tocado otros tejidos. Ahora debo cuidarme más”.
71 000 casos de cáncer de piel al año
Cada año se registran unos 71 000 nuevos casos de cáncer de piel tipo no melanoma en el mundo. Esto según datos da la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El cáncer provoca la multiplicación de células sin control. En el caso de la piel, el riesgo aumenta por la exposición a la luz ultravioleta (UV), principalmente, a través de los rayos del sol.
Hay dos tipos de cáncer de piel más comunes: el carcinoma basocelular y el carcinoma espinocelular; ambos tienen altas probabilidades de cura, aunque pueden causar desfiguración y el costo del tratamiento es elevado.
El tercer tipo de cáncer de piel más común es el melanoma. Este es altamente peligroso y mortal. Este tipo de cáncer ocupó el puesto 18 en Ecuador, según el informe de Globocan del 2020.
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