Es uno de los métodos más precisos, pero poco aceptado. El tacto rectal apenas dura ocho segundos, tiempo suficiente para detectar anomalías relacionadas al cáncer de próstata. El diagnóstico luego se complementa con otros análisis, como marcadores tumorales.
“La mejor manera de evitar un cáncer de próstata es visitando al especialista en el momento que se encuentre algo fuera de lo normal o cuando tenga más de 50 años mediante chequeos regulares”, explica Marcos Rendón, jefe del área de Urología del hospital de la Sociedad de Lucha contra el Cáncer (Solca) Guayaquil.
El análisis consiste en palpar directamente la próstata para detectar alguna textura específica y así llegar a un diagnóstico más certero. Sin embargo, el especialista asegura que aún hay barreras para posicionar esta técnica efectiva.
El rechazo al tacto rectal se refleja en la alta incidencia de este tipo de cáncer entre la población masculina. La patología cancerígena de próstata concentró el 8% de las causas de mortalidad hospitalaria, según datos de Solca Guayaquil en el 2022. El 11 de junio se recordó el Día Mundial del Cáncer de Próstata.
Este cáncer puede o no dar síntomas
Dificultad para orinar, flujo débil o interrumpido, micción frecuente, especialmente por las noches, son algunos signos que deben conducir a una valoración con tacto rectal. El especialista Rendón incluso recomienda chequeos tempranos (desde los 40 años), en casos de predisposición familiar al cáncer.
“Realmente los hombres no se quieren realizar la prueba más por idiosincrasia y por falta de información. La prueba no va a cambiar su sexualidad, no va a doler ni tampoco cambia nada en su fisiología”, recalca Rendón.
Pero también aclara que en muchos pacientes los síntomas no son claros. Por eso el cáncer puede evolucionar de manera silenciosa y cuando es detectada, el cuadro puede ser avanzado. De ahí la importancia de la prevención.
La próstata es el blanco de otros males
El cáncer de próstata es la segunda causa de mortalidad en hombres en Sudamérica, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Es una enfermedad peligrosas, responsable del 11,1% de todas las muertes reportadas en el 2021.
Pero Paúl Peñaherrera, cirujano urólogo del Hospital de los Valles, explica que existen otras dos patologías que afectan a la glándula prostática, que tampoco son detectadas a tiempo: la prostatitis, que es la inflación aguda de la glándula; y la hipertrofia o hiperplasia, que causa un crecimiento benigno.
Aunque son enfermedades diferentes, el especialista aclara que si la prostatitis o la hiperplasia no son tratadas, adecuadamente, pueden convertirse en un factor de riesgo para el desarrollo de cáncer.
Cambio de estilo de vida, la clave
La hiperplasia benigna de próstata suele presentar síntomas similares al cáncer: opresión de vejiga y uretra, dificultad de orina o necesidad súbita de orinar. Mientras que la prostatitis tiene signos variables, según su grado: puede ser aguda, crónica, bacteriana o no bacteriana.
Generalmente, la prostatitis causa dolor o molestia en la zona pélvica, dificultad para orinar o una necesidad frecuente de orinar. También hay dolor durante la eyaculación, fiebre y sangrado en la orina.
Como técnica de prevención, Peñaherrera recomienda un chequeo anual completo. Este incluye ecografía de riñones, vejiga y próstata; un análisis de antígeno prostático específico en sangre (PSA), examen elemental y microscópico de orina; y, de ser necesario, un cultivo de orina.
El urólogo además aconseja adoptar un estilo de vida saludable. Una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras y alimentos bajos en grasas saturadas, junto con la práctica regular de actividad física, contribuyen a la prevención. También se debe evitar el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo.
Cirugía robótica, opción frente al cáncer
La asistencia de un robot en el quirófano es una de las opciones para el tratamiento quirúrgico de los casos de cáncer de próstata. El servicio de Urología del hospital de Solca en Guayaquil cuenta con esta tecnología.
La cirugía robótica es una técnica mínimamente invasiva y de mayor precisión. Reduce las complicaciones y acelera el proceso de recuperación del paciente. El tratamiento se complementa con fármacos, terapia oncológica y atención sicológica, según cada diagnóstico.
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