Un aplastante sol de verano acompaña a un grupo de aventureros en todo su recorrido hacia la cascada de Jun Jun, ubicada en el límite entre los cantones Cevallos y Quero, en Tungurahua.
Internarse por el bosque de eucalipto, cuyos ejemplares sobrepasan los 30 metros de altura, ayuda a apaciguar en algo el intenso calor de la mañana.
Conforme avanza el día, la temperatura aumenta y el termómetro registra 23°C. Eso no detiene el paso de los turistas que descienden por estrechos chaquiñanes.
Desde lo alto se puede disfrutar de la espesa alfombra verde-oliva que se extiende a lo largo de las riberas del río Pachanlica.
Esta cascada es uno de los principales atractivos turísticos de la ruta del cantón Cevallos. Forma parte de la oferta del Departamento de Turismo del Municipio local con el apoyo del Consejo Provincial de Tungurahua.
Maribel Sulca, técnica del Cabildo, cuenta que en el recorrido se incluye la visita a los talleres y almacenes del calzado, la elaboración de chocolate, mermeladas, las granjas agroecológicas, viveros y más. También se puede hacer camping y avistamiento de aves.
“No ha llovido más de un mes”, dice Sulca, quien conoce bien estos senderos, mientras guía a los visitantes que recorren esta zona.
Un viaje desde el centro
La aventura arranca en el centro del Cevallos, un lugar colorido y tranquilo. Al internarse por la vía asfaltada Cevallos–Quero, en un vehículo todo terreno, se desciende y se gira a la derecha, hacia una carretera de tierra que conduce hasta el área de estacionamiento del complejo de Jun Jun.
Desde este sitio los caminantes se introducen al bosque donde fluye el agua cristalina. El sendero cuenta con señalización turística, puentes y espacios para descansar.
Sulca cuenta que, si hay suerte, se pueden ver aves como la lechuza, mirlos, tórtolas y otras especies.
Tras una larga caminata, la recompensa al esfuerzo está a la vista: la cascada de Jun Jun.
Este atractivo, con una caída de agua de 20 metros, luce moteada por el sol. “Es maravilloso este lugar rodeado de eucaliptos, un paisaje colorido y apto para acampar”, comenta Mateo Villegas a su amiga Marisol Llerena.
Los dos chicos llegaron de Ambato para conocer este sitio mágico de la provincia.
Después de permanecer unos minutos, refrescarse en las aguas diáfanas y disparar algunas fotografías, emprendieron el retorno a la urbe. Se lo hace por las calles Manuel Vargas y El Canal, donde está la microempresa de chocolates Guguis. El olor del cacao inunda todo en el ambiente.
Susana Martínez, propietaria del emprendimiento, es especialista en elaborarlo en tablillas y otros manjares con el cacao que cosecha en su propiedad ubicada en el sector La Isla del cantón Cumandá, en Chimborazo.
“Somos agricultores; tenemos cinco hectáreas en producción y nuestra materia prima es de calidad”. Ella cuenta a los visitantes todo el proceso de fabricación y hasta les ofrece el producto.
El recorrido continúa en la fábrica de calzado Pavis. Juan Tamayo es el jefe de producción en esta empresa que se inició hace 17 años.
Se especializan en la línea de calzado para hombres como casual, botines y semiformal.
La producción se distribuye a escala nacional. “La innovación es la clave del éxito de nuestro negocio y por eso estamos en crecimiento con 20 nuevos modelos cada mes”.
El turista también puede recorrer las instalaciones y enterarse cómo se fabrica el calzado a mano. Ángel Martínez, de 80 años, es uno de los que comenzó con la fabricación de estos productos en Cevallos, que ahora es uno de los sitios más visitados por sus ofertas de buena calidad.
Siguiendo la vía asfaltada se arriba al emprendimiento Dulcifresa, que cumplió 10 años en el mercado. Maribel Valle y su esposo cuentan que tienen 50 variedades de dulces de acuerdo con las frutas de temporada. También ofertan a los visitantes locales y foráneos postres y frutas bañadas con chocolate. En un inicio fabricaban mermeladas de fresa, mora y manjar de leche. “El cliente cada vez le pedía más y así amplió su abanico de sabores, aunque los redujeron durante la pandemia”.
Otro de los emprendimientos en la ruta Cevallos es la Quinta Los Eucaliptos, donde el visitante puede pasear en medio de la naturaleza y recorrer los huertos de fresas orgánicas o ascender a la casa del árbol, a 10 metros de altura. Su propietario, Omar Naranjo, instaló este atractivo luego de que regresara con su esposa de Europa. Es un sitio para la relajación.
En sus amplios espacios se pueden disfrutar del columpio y de la cafetería que funciona en una casa de más de 100 años de antigüedad.
La gente puede cosechar fresas y descansar en una casa que conserva la rusticidad del campo.
Para los amantes de las plantas, otra opción es visitar el Vivero Alli Maki con más de 20 años de tradición. Se extiende en una hectárea de terreno. Comenzó con la producción de plantas como manzana, pera, durazno, claudia, aguacate, mandarina, limón…
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