Las graduaciones fueron desalentadoras y encontrar trabajo, un verdadero viacrucis. Así lo sienten los egresados que salieron de las universidades en estos más de dos años de pandemia.
La Organización Internacional de Trabajo ya lo alertó. La crisis laboral afecta con más fuerza a los jóvenes de América Latina y el Caribe. Ecuador no está al margen de eso y lo confirman las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Hasta junio, 204 436 de los 2 246 554 jóvenes, de 18 a 29 años de edad, estaban desempleados. Esto significa el 9,1% de la población económicamente activa y seis décimas con relación a diciembre pasado, que se ubicó en 9,7%.
No hay datos específicos de cuántos son los egresados en pandemia. Pero, por ejemplo, un estudio de la Universidad de Cuenca determinó que el 25% de sus egresados no logró insertarse hasta después de los dos años.
La lectura general es que no hay una mejora en el empleo juvenil. El porcentaje se ha mantenido en los niveles del 2019 de la prepandemia, cuando estuvo en el 9%. Esto pese a los programas de apoyo al empleo juvenil que tiene el Ministerio de Trabajo.
Estefanía Mora es parte de las estadísticas actuales. Cuando empezó el confinamiento, cursaba el último ciclo de Psicología, en la Universidad Católica de Cuenca. De las aulas pasó a las clases ‘online’ y así terminó la carrera.
En enero del 2021 sustentó la tesis de forma virtual y no tuvo investidura. “Eso fue triste y como presagio de lo que venía”.
A partir de mayo del 2021, con su currículum en manos empezó a golpear puertas en empresas, clínicas y escuelas por un trabajo. La respuesta siempre fue “no hay vacantes”, “déjeme su carpeta” o “¿tiene experiencia?”.
En otros oficios
Mora ha hecho voluntariado en clínicas de rehabilitación y eso tampoco le favoreció para conseguir un empleo adecuado. Desde enero pasado trabaja dos horas diarias como recepcionista y gana USD 120 mensuales.
Según ella, la mayoría de sus compañeros, por no decir todos, siguen inactivos o en actividades ajenas a la profesión, ya sea en supermercados o en emprendimientos. Además, ganan menos que un sueldo básico (USD 425).
Para Rubén Tamayo, director de la Bolsa de Trabajo de la Universidad del Azuay (UDA), el país está desperdiciando recursos al tener profesionales con conocimientos frescos y en la desocupación.
Los recién graduados dicen que la Ley Humanitaria dejó cambios. En esta fase de recuperación, las empresas contratan por horas y con una remuneración igual o menor a un sueldo básico. Así lo dice la lojana Vanessa Abad, de 25 años.
Hace un año, ella egresó como Química Farmacéutica. Durante seis meses trabajó seis días a la semana y ocho horas diarias en una farmacia. Ganaba USD 300. Renunció porque no le alcanzaba y ahora ayuda en un restaurante.
En junio pasado, el empleo adecuado juvenil se ubicó en el 27,5%, y en junio del 2021 fue de 27,7%. En este tipo de empleo, las personas tienen un ingreso igual o superior al salario básico y trabajan igual o más de 40 horas.
Las universidades privadas han impulsado programas de bolsas de trabajo para ayudar a egresados.
Los efectos negativos
Vanesa Abad siempre tuvo la ilusión de terminar la carrera, tener su primer empleo y una vida plena. Es de bajos recursos económicos, pero estudió en una universidad privada porque no le dieron un cupo en las públicas.
Ella calcula que su formación le costó más de USD 25 000. Con desánimo, cuenta que hay días que se desespera por no tener trabajo. Para el psicólogo Fernando Lapo, el desempleo afecta el estado emocional de los jóvenes, porque sus economías se debilitan.
Varios docentes universitarios coinciden en que hay carreras como Psicología, Educación Inicial, Ingeniería Ambiental y Enfermería donde los egresados enfrentan más dificultad que otras.
Esto ocurre porque existen otro tipo de procesos de formación que copan esos espacios y por menos sueldo. Frente a esta realidad, universidades como la de Cuenca, UDA, UTPL, PUCE, USFQ, Politécnica Salesiana están apoyando a sus egresados a través de sus bolsas de empleo.
Son programas de vinculación con empresas del país para atender sus demandas de profesionales o también en cómo presentarse a una cita de trabajo.
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