Hoy, 20 de noviembre de 2020, se celebra el Día Internacional de la Memoria Trans y se realizará un marcha que saldrá desde la Plaza Foch. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
“En nuestra casa nunca faltaron los balones de fútbol y la figura masculina. Pero a Juan desde los 3 años le gustaron el rosado y las muñecas. Así que su papá le pegaba; cuando nos separamos incluso se quedó una temporada a cargo de él, para afianzar sus gustos masculinos. Pero no funcionó. Ahora no quiere saber nada de su vida”, lo cuenta Marcela, la madre de Judy, una adolescente transgénero de 17 años, que cursa el segundo año de bachillerato, en un plantel educativo de Guayaquil.
Este 20 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Memoria Trans, para recordar a quienes han sido víctimas de transfobia, así como para pedir que se detenga la violencia cotidiana que enfrenta este colectivo. Las comunidades trans -anuncian activistas- se tomarán las calles de Quito este viernes 20 de noviembre del 2020, “para reclamar derechos, protecciones y justicia al Estado, como parte de la primera marcha nacional trans del Ecuador“.
¿Qué buscan? Entre otros temas, visibilizar demandas como reparaciones y justicia para sobrevivientes de la persecución homofóbica y anti–trans de los años ochenta al 2000, protecciones para trabajadoras sexuales, un cupo laboral trans, acceso libre y gratuito a hormonas, y mayor respeto por la identidad de género en las cédulas.
La concentración será a las 12:00 en la Plaza Foch y avanzará hasta la Fiscalía General del Estado, hasta donde llegará la marcha con las demandas. Entre otros colectivos estará presente la Fundación Amor y Fortaleza. Su fundadora es Lorena Bonilla, madre de Amada, la primera niña trans que consiguió que el Registro Civil de Ecuador aceptara el nombre que va con su identidad de género, el martes 27 de noviembre del 2018.
Marcela y su hija Judy no estarán en la capital, por la pandemia no les es posible trasladarse. Pero la madre dice que apoyan a todos quienes participen de la movilización. No quiere que más niños y niñas transgénero vivan lo que pasó su hija Judy, quien recién desde los 13 años empezó su transición.
“Enfrentó una niñez difícil, para reforzar su masculinidad le pusimos en una escuela militar. Recuerdo que era chiquita y se ponía la toalla en la cabeza, para decir que tenía cabello largo. Había mucha presión de la familia. Su papá no acepta que su hijo nació con disforia de género y aunque tenga pene es una mujer. A los 12 ya se vestía como chica queer, se maquillaba, se ponía uñas postizas. Era insostenible, ella un día me dijo que siempre se ha sentido una mujer. Fuimos a psicólogos, siempre en terapia. Millón cosas, hasta que lo acepté”.
Los organizadores señalan que también es importante que se recuerde el aniversario de la despenalización de la homosexualidad en Ecuador, el 27 de noviembre de 1997. El 17 de mayo del 2019, en el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y la Bifobia, las nuevas Coccinelle acudieron a la Fiscalía General del Estado, para denunciar las graves violaciones a los derechos humanos. Recordaron que fueron víctimas de tortura, detención ilegal y ejecución extrajudicial. Ellas fueron protagonistas de la despenalización.
La Organización de las Naciones Unidas ha emprendido una campaña contra el rechazo, la intolerancia, odio a las personas transgénero. En general, todos saben cuál es su género, señalan. También que la identidad de género de la mayoría de personas coincide con el sexo que se indicó en el certificado de nacimiento cuando llegaron al mundo. Pero ¿qué sucede con los trans? Tienen un sexo que no corresponde con lo que son. Para la ONU los transgénero son una manifestación más de la naturaleza humana.
En junio del 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que dejó de considerar a la transexualidad como una enfermedad mental.
Judy luce rasgos femeninos, desde hace dos años y medio está sometida a un tratamiento médico. Al principio, por ocho meses, le aplicaron inyecciones que costaron alrededor de USD 500, al mes. Y una vez cada 30 días toma bloqueadores hormonales y estrógeno, que le cuestan USD 60. “Sí notamos los cambios, crecieron sus caderas y glúteos. Pero últimamente siente pálpitos en el corazón y dolores de cabeza fuertes. Así que suspendimos todo por un tiempo. Pese a que soy afiliada al IESS no la atienden allí. Y por ahora no tengo posibilidades económicas de buscarle una consulta privada, perdí mi empleo”, cuenta su madre.
La adolescente y su madre buscaron un cupo para que continúe sus estudios, luego de la transición. La rechazaron porque su nombre es masculino y su apariencia femenina. Así que la madre Marcela decidió acudir a un colegio particular en donde no le pedían rendir examen de admisión por lo que no la verían. “Pagué un año completo de pensión, no podían ya negarle el cupo. La llevé al siguiente día de la matrícula para que se pruebe los uniformes y las autoridades me dijeron que los engañé, no querían aceptarla. Pero ya no podían hacer nada. La Fundación Amor y Fortaleza vino para darles charlas a los profesores y directivos. Solo ellos saben la condición de mi hija. Es una buena estudiante, participa en el modelo ONU, quiere ser abogada”.
La primera marcha nacional trans contará con la participación de varios colectivos de Santo Domingo de los Tsáchilas, Ambato, Riobamba, Loja, Cuenca, Guayaquil y Esmeraldas, según los organizadores. En Guayaquil también habrá una acción, a las 14:00, en el Parque Centenario.