Con grupos reducidos en presencial, más quienes permanecen en virtual y la aplicación de medidas de bioseguridad estrictas, comenzó el ciclo escolar 2021-2022 en los planteles de régimen Sierra-Amazonía.
En total se matricularon 1,7 millones de estudiantes. De ellos, 172 992 acudieron a las aulas de las 1 935 instituciones educativas con autorización para hacer uso progresivo de sus instalaciones en el país.
El Colegio Johannes Kepler, en el norte de Quito, se acogió a esta modalidad. Ellos comenzaron la jornada el viernes; aunque oficialmente el año escolar se inauguró el miércoles 1 de este mes.
Durante estos días, en el plantel se hicieron adecuaciones para acoger al 85% de los 850 matriculados. Por ejemplo, se colocó señalética para mantener el distanciamiento y reconocer los aforos.
Además, se construyeron aulas abiertas para evitar los contagios. En total hay 29, que son similares a unas chozas,
con pizarras, material didáctico y de aseo. Lo explica Pablo Ponce, gerente general.
En estos primeros 15 días, se trabajará sobre la educación de las medidas de bioseguridad, es decir, se hablará sobre el uso correcto de mascarillas, distanciamiento y lavado constante de manos.
Incluso se reforzará el funcionamiento de las burbujas de alumnos. Así, los niños de preescolar solo interactúan entre ellos, con los docentes y el personal asignado.
José Montúfar, de 41 años y padre de Alejandra y Alejandro, de 12 y 10, respectivamente, acudió con sus hijos un día antes para conocer las seguridades del colegio. Se fue tranquilo, ya que cuenta con los protocolos para acoger a sus hijos de forma segura en este año. “Si hay que cambiar algo, se verá en el camino”.
Dentro de las medidas de bioseguridad están las hojas de ruta para identificar posibles contagiados. En el Colegio ISM tienen dos protocolos.
El primero está a cargo de la médica ocupacional, que se encargará de identificar posibles infectados, hará el aislamiento en los espacios señalados y monitoreará los contactos dentro de las burbujas. Y el segundo es el de autocuidado, que será ejecutado por las tres médicas escolares.
Ericka Andrade, jefa de Seguridad y Salud Ocupacional, detalla que también se hará un monitoreo por medio de plataformas digitales, como Google Forms, para conocer el estado de salud de chicos y colaboradores.
En este plantel, en el que 85% de más de 2 400 alumnos volvió a presencial, se han aplicado protocolos de bioseguridad estrictos en el área de cafetería. Allí se están coordinando el autocuidado y normas de inocuidad sanitaria. “Hacemos inspecciones”.
En el bar hay señalética y los estudiantes no pueden conversar dentro de ese espacio. Hay sitios al aire libre, con mesas cuya capacidad es de máximo tres personas.
El Ministerio de Educación, por medio de la circular MINEDUC-SAE-2021-00003-C, con fecha del 25 de agosto, se explica que la Dirección Nacional de Recursos Educativos de la Subsecretaría de Administración Escolar se encuentra desarrollando los lineamientos y protocolos de autocuidado e higiene para la prestación de ese servicio.
Se señala que se espera contar con las directrices adecuadas para velar por la seguridad del alumnado. Frente a ello, colegios como el William Shakespeare prefirieron cerrar el servicio. Lo harán hasta tener mayor claridad sobre el uso de este lugar.
Los establecimientos también han ideado diferentes formas de dictar las clases. Unos han optado por la modalidad híbrida, es decir, el docente da clases presenciales y virtuales a la vez. Otros dividieron los grupos: formaron un curso presencial y otro virtual.
Karol Andrade es docente en el Colegio Letort. Ella experimentará la primera modalidad. Para ello ha ajustado sus clases y ha utilizado la metodología invertida.
En ella hay una participación activa de los chicos y una utilización dinámica de objetos que están a su alrededor.
Mientras que en el Liceo del Valle apostaron por la implementación de tecnología para mantener la atención de quienes están en vivo y para los del digital. Colocaron pizarras digitales, cámaras con sensor de movimiento y micrófonos de diadema, explicó el rector Patricio Cevallos.
En el Liceo Campoverde, en cambio, se formaron cursos en presencial y otros en virtual. Así se espera brindar una educación de calidad y evitar inconvenientes futuros. Los chicos ya reciben sus materias dentro y fuera de las aulas.
En la cátedra de Educación Física, por ejemplo, niños y adolescentes toman distancia para evitar roces. Es una de las medidas de bioseguridad.
La comunicación entre padres y docentes resaltó en estos primeros días. Maruja Torres, madre de Juyana, de 11 años, detalló que en el plantel en donde estudia la niña sí hubo una información oportuna. “Participamos de las decisiones y la información fue fluida”.